Los desafíos de la Iglesia en Rumania tras la caída del comunismo

Sus obispos de encuentran en Roma en visita Ad Limina

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CIUDAD DEL VATICANO, lunes 8 de febrero de 2010 (ZENIT.org).- Minoritaria y a la vez muy variada, así es la Iglesia Católica en Rumania. Sus obispos iniciaron hoy la visita ad Limina Apostolorum en Roma, que terminará el próximo sábado 13 de febrero.

Durante esta semana, los prelados, que no venían de visita ad Limina desde el año 2003, visitarán los diferentes dicasterios, presentarán los planes y proyectos pastorales de sus respectivas diócesis y se reunirán con el papa Benedicto XVI

Los católicos, en este país de 21 millones de habitantes, representan el 8,5 % de la población. Su conferencia episcopal reune 12 circunscripciones eclesiásticas y está dividida en dos: una que sigue el rito latino, y otra de rito bizantino.

Según explicó a Radio Vaticano el presidente de la Conferencia Episcopal Rumana y arzobispode Bucarest Ioan Robu, este fenómeno “en el fondo representa un poco la imagen de la Iglesia Universal”.

Los obispos se alternan así la presidencia y la vicepresidencia de la Conferencia Episcopal. Un período está al mando un representante del rito latino y para el período siguiente, uno del rito bizantino.

Libertad religiosa

Durante el régimen comunista en este país, eran prohibidas las manifestaciones públicas de fe. Por ello las visitas ad Limina se suspendieron entre 1937 y 1991. Luego de 1989 Rumania ha visto el florecimiento de diferentes confesiones religiosas. La mayoría de sus habitantes son ortodoxos. También los hay protestantes (calvinistas, luteranos, baptistas, adventistas y pentecostales) y una pequeña comunidad musulmana y judía.

“Mientras que antes de 1989 la actividad pastoral podía ser desarrollada sólo dentro de los muros de las iglesias”, cuenta monseñor Robu, “hoy los campos de evangelización son diversos: desde los medios de comunicación hasta las escuelas y las universidades, hasta los hospitales, el Ejército, las cárceles, los jóvenes, los ancianos y las actividades sociales”.

La visita del Papa Juan Pablo II a este país en 1999, y su reunión con el patriarca Teoctist, quien falleció en el año 2007, representó un hito para la renovación de la pastoral de Rumania, así como para el diálogo con los ortodoxos.

Según monseñor Robu, hoy la comunidad católica “está bien organizada canónicamente y desarrolla una actividad que es comparable con la de las Iglesias que no han vivido persecuciones como la nuestra”.

No obstante, todavía enfrenta algunas tensiones con los ortodoxos, entre ellas la disputa por algunas Iglesias y monasterios que fueron confiscados por el régimen comunista y luego han pasado a la Iglesia ortodoxa.

La emigración, el envejecimiento de la población y la secularización son también algunos obstáculos que presenta la comunidad católica rumana. “Los que se han ido por razones de trabajo, son principalmente los jóvenes. Así, cuando se buscaba una mayor estabilidad y crecimiento para nuestras comunidades parroquiales, se verificó esta fuga al exterior a causa de la pobreza material”, comenta el presidente de la Conferencia Episcopal Rumana.

Al preguntarle por los frutos de estos últimos 20 años de trabajo pastoral en su país, monseñor Robu concluyó su diálogo con Radio Vaticano diciendo que estos son “algo no fácil de medir” y asegura que “la gracia de Dios ha crecido en aquellos a quienes se le ha confiado. De cualquier manera podemos asegurar al Santo Padre que nuestra Iglesia ha conservado bien su identidad católica y la está manteniendo”.

Por Carmen Elena Villa Betancourt

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ZENIT Staff

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