Los desafíos modernos de la misionología

Dos nuevos programas de formación misionera en la Gregoriana

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ROMA, Lunes 30 julio 2012 (ZENIT.org).- La Facultad de Misionología de la Pontifica Universidad Gregoriana de Roma, ha inaugurado un programa de estudios que a partir de octubre de este año ofrecerá a sus estudiantes dos nuevas disciplinas. Estas son: “Missio ad gentes”, destinada a quienes se ocuparán de poblaciones que nunca recibieron el evangelio y “Nueva evangelización”, para los estudiantes que realizarán servicio de comunidad en las iglesias que están en territorios secularizados o descristianizados, y en sociedades de matriz cristiana que tienen un fuerte carácter pluralista.

Ofrecemos a nuestros lectores una entrevista con la profesora Ilaria Morali, vicedirectora del Departamento de Misionología de la Pontificia Universidad Gregoriana.

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Vuestro Departamento ha renovado recientemente los temas, estructuras y ubicación de los propios cursos. Esto sin olvidar que las raíces misioneras de la Gregoriana son muy antiguas…

– Profesora Morali: A partir del mes de noviembre pasado se ha trabajado a fondo para dar al Departamento de Misionología, una fisionomía concreta y operativa a partir del próximo año académico (2012-2013), es decir, un perfil a la altura de los desafíos que encuentra la Iglesia. Para iniciar hemos vuelto en la Gregoriana a los orígenes ignacianos de la formación misionera, estudiando para ello con atención la historia del Colegio Romano que –en cuanto base de nuestra universidad–, fue el lugar en donde se formaron misioneros del calibre de Matteo Ricci. Profundizando en algunos aspectos de la vitalidad y pedagogía del Colegio Romano fundado en 1551, nos quedamos impresionados de la solidez del proyecto educativo que proponía, de su rigor, así como de su gran modernidad y de la finalidad explícitamente apostólica de esta institución.

¿Por qué el Departamento de Misionología ofrece estas dos carreras particulares?

– Profesora Morali: Hemos articulado la oferta formativa en dos direcciones específicas: la Missione ad gentes, un recorrido formativo destinado a quienes serán llamados a realizar la propia actividad apostólica en tierras de primera evangelización, al cual se añade una materia totalmente nueva: “Nueva evangelización”, justamente porque pensamos que hoy en día una misión deba concebirse a 360 grados.

¿Al decir “misión a 360 grados” significa que han re-pensado también en el perfil del evangelizador, del misionero clásico?

-Professora Morali: Justamente en virtud del bautismo y de la confirmación, cada fiel, sea sacerdote, religioso o laico, está llamado a dar testimonio y a anunciar. Al releer el Proemio, como el Decreto Ad gentes, los padres conciliares hablan de “todos los fieles” y del “pueblo de Dios” como los protagonistas de la difusión del evangelio en el mundo. Por lo tanto, justamente en obsequio a la enseñanza conciliar hemos considerado importante recuperar esta visión amplia del perfil del evangelizador, ofreciendo nuestra oferta formativa no solamente a los miembros de los institutos misioneros, sino a todos los fieles.

En la sociedad pluralista de hoy, ¿no encontramos una evidente hostilidad a la idea de anunciar algo a los demás?

-Profesora Morali: Basándome en mi simple experiencia personal, considero que la hostilidad a la fe depende mucho de como nosotros la vivimos o la presentamos. La hostilidad hacia la fe y la Iglesia no nace solamente debido a factores externos, sino muchas veces también por nuestra culpa. Es necesaria una verdadera y propia “inteligencia”, del momento y del contexto en el que vivimos. Es necesaria una capacidad de releer el mundo que nos circunda actuando sin indulgencia y con coraje.

Aún estando bien preparados para dar el anuncio cristiano, la hostilidad es una experiencia que el cristiano tiene que prepararse a experimentar…

-Profesora Morali: Seguramente, tanto en las tierras de nueva evangelización, como en las de primera evangelización, la hostilidad es parte integrante de la experiencia misionera. Si leemos los Hechos de los Apóstoles, nos damos cuenta que Pablo tuvo que huir después del anuncio: la hostilidad es inevitable y parte de la experiencia cristiana, en cualquier parte en que sea dada.

¿Y aún ahora?

-Profesora Morali: Más de una vez he escuchado a mis estudiantes hablar de las dificultades humanas, muchas veces enormes, que ellos han encontrado en sus países de origen y que sus respectivas Iglesias enfrentan… El evangelizador vive en un perpetuo sentido de desproporción entre las propias fuerzas y el mundo que los circunda. A pesar de ello somos optimistas. Hemos pensado en san Ignacio, en su coraje al optar por determinadas situaciones apostólicas realizadas con decisión y firmeza. Caminamos por lo tanto hacia lo nuevo, apuntalados por un gigante: ¿A qué hay que temer?

Mayor información en: www.unigre.it/struttura_didattica/Missiologia/

Traducción del italiano por Sergio H. Mora

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ZENIT Staff

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