Los efectos benéficos del discurso de Benedicto XVI en Ratisbona

Según el padre Borrmans, uno de los máximos expertos en el diálogo con el islam

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CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 28 enero 2007 (ZENIT.org).- El discurso de Benedicto XVI en Ratisbona ha tenido también efectos balsámicos. Está convencido de ello el padre Maurice Borrmans, Misionero de África y una autoridad mundial sobre el islam.

Uno de los efectos positivos es que «el discurso ha conducido a los intelectuales musulmanes a sacar perspectivas de renovación en la teología musulmana».

El Papa, con su «exitoso viaje a Turquía» y con el diálogo emprendido con el islam, ha «reconducido el malentendido de Ratisbona a su justa dimensión», afirma Borrmans.

Este Misionero de África (conocidos como Padres Blancos, ndr.), que durante muchos años ha sido profesor en el Pontificio Instituto de Estudios Árabes e Islámicos (PISAI), ha dirigido hasta hace poco la revista trilingüe «Islamochristiana».

Participó el 25 de enero en Roma en la sede del PISAI en un encuentro sobre las reacciones a la lección magistral de Benedicto XVI en Ratisbona.

Para el sacerdote, han sido sobre todo significativas cuatro respuestas al discurso: la primera, la carta abierta de los ulemas y muftis de la Fundación Âl al-Bayt de ‘Ammân, el 15 de octubre de 2006.

La segunda reacción, el comentario de Aref Alas Nayed, intelectual musulmán libio.

La tercera, una reflexión personal del director de la revista libanesa «Ijtihâd» y, finalmente, la carta abierta del copresidente del Grupo de Investigaciones islámico-cristianas, GRIC, Hmida Ennaifer.

Los cuatro documentos analizados subrayan la necesidad de un ahondamiento serio y científico de algunos aspectos esenciales para el diálogo islámico-cristiano, según el estudioso católico del Islam.

«Las lecciones que hay que sacar de este malentendido son muchas. Una es que el teólogo que se convirtió en Papa ha visto cómo su discurso tomó dimensiones universales».

«No sólo el Papa, sino todos los líderes religiosos, hoy no pueden pensar sólo en los «propios» fieles sino en todas las sensibilidades, también la de aquellos no creyentes», ha dicho.

«El pluralismo no es fácil, es necesaria la ayuda del Espíritu Santo para ser capaces de hacer discursos coherentes pero al mismo tiempo respetuosos de todas las sensibilidades», confesó Borrmans.

La conferencia de Ratisbona, el 12 de septiembre, era para teólogos y no para todo el mundo. Estaba dirigida «a colegas y a ex estudiantes y no buscaba un planteamiento global para todas las religiones del mundo».

«La cita sobre Manuel Paleologo hizo pensar que era un discurso internacional, pero el Papa hizo lo que hacemos los profesores, mencionar una cita de uno de los últimos libros que leyó sobre el tema».

El padre Borrmans añadió que hoy «las sensibilidades culturales son muy diferentes» y citó el caso de las caricaturas de Mahoma: ««no es lo mismo una broma a la parisina que una broma a la iraquí o a la iraní», reconoció.

«Nuestra tarea como teólogos y filósofos es formar a los periodistas, los profesores y los predicadores: cada uno tiene su responsabilidad», apostilló.

«Vemos que de este discurso emerge que la investigación teológica tiene las exigencias de la razón: la fe no es irracional, y es lo que el Papa quiso enseñar, teniendo como telón de fondo el positivismo de Occidente. Repito: el Papa pensaba en la Europa cristiana que olvida sus raíces, no pensó en un panorama intercultural mundial», recordó.

El padre Maurice Borrmans, doctor en Letras por la Universidad Sorbona de París con dos tesis diferentes, es autor de libros sobre diálogo entre cristianos y musulmanes.

Para él, «existe una necesidad urgente de retomar el diálogo y afrontar la dignidad del hombre, el sentido de la historia y la sacramentalidad de la creación».

El profesor Borrmans, que también ha sido profesor en África del Norte y en el Golfo Persa, aconsejó «prudencia, sabiduría y paciencia» en el diálogo, y recordó que el discurso de la razón de la fe es crucial pero que él espera que también haya «muchos estudios de mística comparados porque al fin y al cabo lo importante es la experiencia de Dios».

En la conclusión, el director del PISAI, el padre Miguel Ayuso, comboniano, alabó los esfuerzos de un diálogo sin el deseo de «polemizar».

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ZENIT Staff

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