Los inquisidores se procesan a sí mismos

Seminario de los dominicos sobre el papel de la orden en la Inquisición

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ROMA, 22 febrero 2002 (ZENIT.org).- Tras el simposio celebrado en el Vaticano, en 1998, sobre la Inquisición, la Iglesia prosigue en su esfuerzo de «purificar la memoria» con un congreso organizado por la misma Orden de muchos inquisidores, los dominicos.

Del 23 al 25 de febrero se celebrará, en la Universidad de Santo Tomás de Roma, un seminario a puertas cerradas de teólogos e historiadores para interrogarse sobre el papel de la Orden de Predicadores en la Inquisición.

La iniciativa surge después de que en sus últimos dos capítulos generales (Bolonia, 1998 y Providence, 2001) decidieran confiar a su Instituto Histórico la tarea de estudiar el papel de los dominicos en la historia de la Inquisición.

El congreso dominicano, presidido por el historiador de Derecho Canónico, Arturo Bernal Palacios, está abierto a la participación de historiadores laicos (Grado Merlo, director del Departamento de Ciencias de la Historia de la Universidad de Milán y Nicole Bériou, Universidad de Lyón 2). En total, reúne a cincuenta especialistas de diversos países y del más alto nivel académico.

Se estudiarán incluso personajes de la Inquisición en los que con libertad artística se han inspirado algunas novelas, como por ejemplo Bernard Gui, el inquisidor de el «Nombre de la Rosa» de Umberto Eco.

Tras el que se inaugura este sábado, los dominicos han previsto otros tres encuentros sobre el argumento: en 2004, sobre la Inquisición en España y Portugal (y en los correspondientes dominios en América); en 2006, sobre la romana; y en 2008, sobre las instituciones menores en el resto del continente europeo, que actuaron sobre todo contra la brujería.

Para este año se espera la publicación de las actas del Congreso que reunió en 1998 en el Vaticano a los máximos expertos mundiales sobre la Inquisición.

El libro, de 800 páginas, servirá ciertamente para reconocer errores históricos, pero también para superar la «leyenda negra» contra estos tribunales (muy diferentes uno de otro) y contra el rey español Felipe II, surgida en Flandes a finales del siglo XVI.

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ZENIT Staff

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