Los jóvenes inundan Cuatro Vientos desde primeras horas de la mañana

Significativa presencia de grupos de inmigrantes latinoamericanos

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MADRID, 3 mayo 2003 (ZENIT.org).- Desde las 9 de la mañana del sábado, miles de jóvenes comenzaron a llegar en riada ininterrumpida a la explanada de 300.000 metros cuadrados de la base aeronaval de Cuatro Vientos para dirigirse a los lugares que ocuparían durante la Vigilia de la tarde con Juan Pablo II.

El día era soleado y caluroso, hasta el punto de que una dotación de bomberos tenía que recorrer la explanada rociando a los asistentes con agua. Los jóvenes coreaban gritos de júbilo cada vez que una nube ocultaba el sol.

Según fuentes del Samur, las urgencias que debieron asistir fueron mayoritariamente lipotimias y síncopes, originados por el calor, y algunos casos de alergia.

Numerosos grupos de jóvenes de las diferentes regiones españolas, llegaron enarbolando sus banderas. Entre los extranjeros, el grupo más numeroso lo componían los portugueses, presentes también desde primeras horas de la mañana.

Era significativa la presencia de grupos de inmigrantes en España, especialmente de América Latina (Perú, Chile, Venezuela, Colombia, Argentina y México).

Una mujer mexicana, con 27 años de residencia en España, declaraba: «El Papa es lo máximo, y muchos sacerdotes deberían aprender de él».

Otro inmigrante, en este caso peruano, decía: «Somos 74.000 peruanos empadronados en España; si hemos venido todos, vamos a desbordar las previsiones».

Otra presencia significativa es la de los inmigrantes polacos, cerca de quinientos, mayormente procedentes de la parroquia polaca de Pacífico (Madrid).

Una integrante del grupo manifestaba: «Estoy muy orgullosa de ser polaca. Mucha gente me está preguntando cómo se dice esto o aquello en polaco. Generalmente, se nos trata como gente del tercer mundo, como si en Polonia no existiesen los microondas. Pero en los encuentros con el Papa, nos sentimos muy bien tratados, la gente nos muestra mucho afecto».

En primera línea se había apostado un grupo de más de trescientos militares de los tres ejércitos y de la Guardia Civil, que organizaron su viaje desde los cuarteles y desde las parroquias castrenses.

Acudieron también grupos procedentes de órdenes y congregaciones religiosas, como cuarenta religiosas de San José de la Montaña, que guiaban a un grupo de niñas de sus hogares de acogida. En la explanada se podía ver también a veinte novicias de la Congregación Pureza de María de Barcelona, además de numerosos grupos de seminaristas.

La larga mañana de espera transcurrió con normalidad. A las doce comenzaron los actos preparatorios de la Vigilia, con el canto del «Regina Coeli», actuaciones musicales a cargo de Migueli, Luis Guitarra y Alborada, entre otros, momentos de oración y testimonios personales.

Entre estos últimos, cabe destacar el de un seminarista y el de un antiguo transeúnte. La bienvenida a los jóvenes se pronunció en castellano, catalán, gallego y euskera.

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ZENIT Staff

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