Los medios de comunicación viven una crisis de contenidos

Afirma monseñor Alberto Taveira, arzobispo brasileño

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PALMAS, domingo, 8 octubre 2006 (ZENIT.org).- Según un arzobispo brasileño, hay «una crisis de los contenidos, una crisis de mensaje» en los medios de comunicación.

Para monseñor Alberto Taveira, arzobispo de Palmas (Estado de Tocantins, norte de Brasil), «la falta de principios firmes capaces de orientar el comportamiento humano, en la crisis actual de valores, provoca una exploración de temas destinada mucho más a desvelar un “mundo-perro” que la profundidad sembrada por Dios en el corazón humano».

Citando uno de los asuntos que son usados con tal perspectiva, el arzobispo explica que la sexualidad humana, «como es presentada en novelas y filmes, acaba desfigurada de su grandeza, y vista no como el camino de donación de la vida sino de búsqueda insaciable de sí mismo».

«Basta ver el drama encontrado en las innumerables familias deshechas, como resultado de las últimas generaciones formadas para la búsqueda de los ídolos de siempre, el placer, el poder y la riqueza», enfatiza.

El arzobispo explica que la corrección para este desvío de ruta empieza en las personas y comunidades «dispuestas a experimentar que es posible algo diferente». Pero eso sin implicar una actitud, «inadecuada e ingenua de rechazo puro y simple de los progresos de nuestro tiempo».

Monseñor Alberto pone el ejemplo de cómo el propio Jesús comunicaba la verdad del Reino de Dios.

«Jesús no entrega un mensaje acabado, destinado apenas a “vender el producto”. Le interesa la participación del oyente, que responde con la acogida del mensaje, viendo provocada positivamente su libertad», afirma.

El arzobispo enseña que la parábola del sembrador (Mateo 13,1-23) garantiza la fuerza del mensaje que Jesús ofrece.

«La semilla es buena, viene del Padre del cielo y es su reino, lanzada generosamente en los campos del mundo. Los surcos que acogen la semilla son los corazones de las personas. La cosecha, esperada como los frutos del trabajo del sembrador, espera la lluvia que no vuelve sin haber irrigado la tierra (cf. Isaías 55,10-11)».

Según el arzobispo, «en el gran libro de la vida, de la cotidianeidad de nuestro pueblo, sobre todo de los más sencillos, están escritas otras muchas y muy bonitas parábolas, lecciones hechas de vida. No existe sólo violencia y explotación en nuestra sociedad».

«¡Quisiera ver yo titulares retratando escenas de generosidad! Mientras que aguardamos tales noticias, tenemos la certeza de que circulan en nuestras comunidades y grupos, provocando la vitalidad de la mayor de todas las noticias: la Palabra Vida de Dios está generando un mundo nuevo», concluye el arzobispo.

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ZENIT Staff

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