Los migrantes tienen derecho a ser acogidos y socorridos

Dijo el presidente del organismo vaticano sobre la tragedia en Italia

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ROMA, lunes, 24 agosto 2009 (ZENIT.org).- Existe «un derecho humano a ser acogidos y socorridos», considera el arzobispo Antonio Maria Vegliò, presidente del Consejo Pontificio de la Pastoral para los Emigrantes en Itinerantes, a raíz de la tragedia recientemente producida en el canal de Sicilia.

 
Este derecho, ha subrayado con fuerza el prelado en una entrevista a Radio Vaticano, «se acentúa en situaciones de extrema necesidad, como por ejemplo estar a merced de las olas del mar».
 
El pasado 20 de agosto, cinco eritreos llegaron a las costas de Lampedusa tras haber permanecido durante una veintena de días a merced de las olas, mientras que otros 73 que también se habían embarcado en la lancha de goma fueron dados por fallecidos de hambre en el trayecto.
 
Para monseñor Vegliò, «si por una parte es importante vigilar zonas de mar y emprender iniciativas humanitarias, es legítimo el derecho de los estados a gestionar y regular las migraciones».
 
Sin embargo, observó el arzobispo, se deberían «armonizar las diversas disposiciones legislativas, en la perspectiva de salvaguardar las exigencias y los derechos de las personas y de las familias emigradas y, al mismo tiempo, los de las sociedades de llegada de los mismos emigrantes».
 
«Ciertamente –admitió el prelado– nuestras sociedades llamadas civiles, en realidad han desarrollado sentimientos de rechazo al extranjero, originados no sólo por una falta de conocimiento del otro, sino también por un sentido de egoísmo por el que no se quiere compartir con el extranjero lo que se tiene».
 
Lamentablemente, subrayó, «los números siguen aumentando: según las últimas estadísticas, desde 1988 a hoy, el número de potenciales migrantes naufragados o víctimas en las fronteras de Europa se cifra en más de 14.660 muertos».
 
El Consejo Pontificio de la Pastoral para los Emigrantes e Itinerantes, aseguró monseñor Vegliò, «se siente dolorido por el continuo repetirse de estas tragedias y reafirma todo lo dicho por el Santo Padre en la Caritas in Veritate: ‘Todo migrante es una persona humana que, en cuanto tal, posee derechos fundamentales inalienables que deben ser respetados por todos y en toda situación (142)».
 
Traducido del italiano por Nieves San Martín

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ZENIT Staff

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