Los motivos del documento papal sobre ofensas de sacerdotes

Responde el secretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe

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CIUDAD DEL VATICANO, 11 enero 2002 (ZENIT.org).- ¿Por qué ha publicado Juan Pablo II un documento en el que predispone rigurosos procesos eclesiásticos para los sacerdotes que cometen graves ofensas contra los sacramentos y la moral (pederastia)?

A esta pregunta con la que la opinión pública ha acogido el «Motu Proprio» del Papa «Sacramentorum Sanctitati Tutela» («La tutela de la santidad de los sacramentos»), publicado en enero por las «Actas de la Sede Apostólica» («Acta Apostolicae Sedis»), ha respondido el secretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe (Cf. Zenit, 8 de enero de 2002).

En una entrevista concedida a Radio Vaticano, el arzobispo Tarsicio Bertone explica que hay dos motivos fundamentales: la necesidad de adaptar estas normas al nuevo Código de Derecho Canónico y a los Cánones de las Iglesias Orientales; así como el escándalo que provocan estos delitos.

El brazo derecho del cardenal Joseph Ratzinger deja claro que la cuestión de los casos de sacerdotes que abusan de menores no es un fenómeno en expansión. Ahora bien, «han emergido algunos casos de comportamientos gravemente ilícitos por parte de ministros sagrados».

«Sabemos también que estos casos son enfatizados por los medios de comunicación social y por la prensa y, por tanto, provocan en cierto sentido más escándalo que en el pasado», explica el prelado italiano. «Y el problema del escándalo es un problema que preocupa a la Iglesia».

El documento tiene dos novedades, según explica Bertone. «En primer lugar, hace más precisa la caracterización «de determinados delitos, pues en el derecho penal –también en el ámbito del Derecho de la Iglesia– es necesario ser absolutamente precisos».

En segundo lugar, hace dos veces más largo el tiempo de la prescripción de estos delitos y por tanto del período de tiempo en el que se pueden emprender los juicios. Ahora es de diez años.

«Por ejemplo –explica–, en el caso de abuso de un ministro sagrado de un menor de 18 años, el tiempo de prescripción se ha ampliado y empieza a contar a partir de que el menor cumpla 18 años».

El prelado concluye la entrevista denunciando que con demasiada frecuencia se ha dado en los últimos años una auténtica «difamación» del «ministerio sacerdotal que es ofendido por el comportamiento de pocos ministros, mientras que casi la totalidad de los sacerdotes se comporta de manera ejemplar».

El arzobispo considera que es necesario «confirmar a los fieles en la confianza en sus sacerdotes, especialmente en los párrocos, en los educadores».

«Deseo reconfirmar la plena confianza en las grandes congregaciones que han desarrollado, a través de los siglos, y que desempeñan con gran mérito una obra educativa para millones de jóvenes –termina diciendo monseñor Bertone–. Esto hace más triste aún el comportamiento de unos pocos ministros, unos pocos educadores, que traicionan su vocación y misión».

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ZENIT Staff

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