Los nuevos discriminados, los niños adoptados por homosexuales

Habla Ingrid Tapia, experta en derechos humanos

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QUERÉTARO, domingo, 16 de enero de 2011 (ZENIT.orgEl Observador).-   Ingrid Tapia, abogada, experta en derecho constitucional y derechos humanos, profesora decana de derecho romano en el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), «devota de la familia, las causas de género y de los niños desde que están en la panza ‘vientre’ de sus mamás», habla con Zenit-El Observador sobre el «matrimonio homosexual» de cara a las recientes disposiciones que, en México, lo permiten en el área del Distrito Federal, por ejemplo.

–¿Era necesario que se crearan los «matrimonios» homosexuales?

–Ingrid Tapia: Todas las personas de un país deben ser reconocidas por el Estado, todos debemos hacer un esfuerzo por ser incluyentes y no discriminar a las personas por su preferencia sexual o por creencias religiosas. Estar comprometidos con la no discriminación no quiere decir que las leyes de las mayorías deben de estar al antojo de las minorías. Es una pena que en el país no exista el reconocimiento que dote de seguridad jurídica a las personas con una preferencia sexual homo, pero también es una pena que degraden la institución del matrimonio.

–¿Por qué se degrada?

–Ingrid Tapia:  Porque al permitir el «matrimonio» homosexual hacen creer que el matrimonio sirve para normar las relaciones de pareja y esa no es su función; las parejas de adultos no necesitamos ninguna ley para amarnos ni para largarnos, el matrimonio se hizo para proteger a la familia no a la pareja y al concretar al matrimonio a una mera regulación de la vida de pareja lo estas degradando. El matrimonio es para constituir a la familia, esa es la gran perdida.

De la relación heterosexuada (hombre y mujer) surge la prole, el matrimonio se hizo para normar la existencia de esas personas, garantizar su subsistencia. La relación homosexual nunca estará en este caso; el matrimonio es un traje talla cuarenta que se lo quieren poner a relaciones «talla 10», les queda demasiado grande.

–¿Qué decir con respecto a las adopciones por parte de homosexuales?

–Ingrid Tapia:  Este es el como, en Francia, Inglaterra y 46 estados de la Unión Americana esta prohibida la adopción homoparental. Lo que hizo la corte es una barbaridad, concibe a los niños como objetos de satisfacción y no como sujetos que requieren satisfactores.  Cree que es obligación regalar niños y cree que existe el derecho de adoptar, lo que existe es el derecho de ser adoptado.

–¿Qué criterios se han tomado en otros países?

–Ingrid Tapia:  En donde se ha negado la adopción homoparental el argumento ha sido: mientras no sepamos si les hace daño o no crecer con dos personas del mismo sexo no los podemos dar en adopción, porque no podemos experimentar con ellos. En México, en los debates del pleno de la corte, una ministra en pocas palabras dice «Pues vamos a darlos a ver qué pasa».

–Se calla a las voces que están en contra…

–Ingrid Tapia:  Sale todo el mundo a hablar del estado laico, que no se desea escuchar lo que dicen sacerdotes, religiosos y laicos comprometidos; pero quien más se hace cargo de casas de cuna y orfanatos es la Iglesia. Lo menos que se puede hacer cuando vas a disponer de un niño es preguntarle su opinión al que lo cuida.

–¿Qué problemas enfrentaran los niños adoptados?

–Ingrid Tapia: El niño materia de adopción se convertiría en el recipiendario del desprecio por las decisiones de sus padres. Me explico, en un programa de radio en la ciudad de México se hizo una pregunta a los radioescuchas ¿Dejarían ir a jugar a su hijo a la casa de un compañero que tuviera dos papás hombres o dos «mamás»? Más del 80% dijeron que no le darían permiso a una casa con dos «papás», pero si le darían permiso a una casa con dos mamás. Y luego dicen que no hay discriminación.

–Ante las determinaciones legales ¿se puede hacer algo?

–Ingrid Tapia: Un acto válidamente celebrado en un estado tiene validez en toda la república, a eso se acogen los matrimonios homosexuales. Pero no olvidemos que esto es ante todo una batalla cultural, seguramente irán a cada estado de la república a promover esta distorsionada visión. Los grupos de la sociedad civil y las mayorías deben reaccionar para tener las leyes de acuerdo a su pensamiento. El espíritu democrático es que la ley refleje el sentimiento y pensamiento de las mayorías, sin lastimar a las minorías. Hay un abismo entre no discriminar a los diversos y ser rehén de ellos.

Esta minoría esta también organizada que nos gana en los medios de comunicación formales y alternos; no es que los mexicanos sean proabortistas, pero si los que conducen los principales noticiarios lo son, damos la impresión de serlo. Nos falta tener mejor formados a nuestros líderes de opinión, nos falta tener una base de respuesta, ser más proactivos como sociedad.

Por Omar Árcega


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ZENIT Staff

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