Los nuevos movimientos, «respuesta providencial» del Espíritu; según el Papa

Preside una multitudinaria vigilia de Pentecostés en la plaza de San Pedro

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CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 30 mayo 2004 (ZENIT.org).- Juan Pablo II afirmó en una multitudinaria vigilia de Pentecostés presidida este sábado que los nuevos movimientos y comunidades eclesiales son una «respuesta providencial» del Espíritu Santo para la Iglesia.

El encuentro, en el que participaron unos quince mil peregrinos, había sido convocado por el mismo pontífice el domingo anterior para testimoniar en la víspera de la solemnidad de Pentecostés la variedad de carismas propios de la Iglesia.

La idea del Papa, como él mismo testimonió, era la de renovar la experiencia que vivió la Iglesia en el Pentecostés de 1998, cuando por primera vez en la historia se reunieron en esa misma plaza representantes de esas nuevas realidades eclesiales en torno al obispo de Roma y obispos de todo el mundo.

«Fue una manifestación extraordinaria de la unidad de la Iglesia, en la riqueza y variedad de los carismas, que el Espíritu Santo infunde en abundancia», recordó el Santo Padre en medio de los pañuelos rojos que agitaban quienes le escuchaban.

«Repito con fuerza lo que dije en aquella ocasión: Los movimientos eclesiales y las nuevas comunidades son una respuesta providencial, suscitada por el Espíritu Santo a la necesidad actual de nueva evangelización», afirmó en la Homilía de la Vísperas solemnes.

Ésta necesita «personalidades cristianas maduras y comunidades cristianas vivas», afirmó el pontífice en una celebración animada por la Renovación en el Espíritu, rama del movimiento carismático católico en Italia.

El Santo Padre envío, asimismo, un saludo particular a los miembros de la Renovación en el Espíritu, que en Italia congrega a más de 200.000 personas en unas 1.800 comunidades y grupos de oración.

«Gracias al movimiento carismático, muchos cristianos, hombres y mujeres, jóvenes y adultos, han redescubierto Pentecostés como realidad viva y presente en su existencia cotidiana», constató el pontífice.

«Deseo que la espiritualidad de Pentecostés se difunda en la Iglesia, como empuje renovado de oración, de santidad, de comunión y de anuncio», indicó.

Por este motivo, alentó la iniciativa denominada «Zarza ardiente», promovida por la Renovación en el Espíritu, que como él ilustró, es «una adoración incesante, día y noche, ante el santísimo Sacramento; una invitación a los fieles a «regresar al Cenáculo»».

Su objetivo, subrayó, es que los bautizados, «unidos en la contemplación del Misterio eucarístico, intercedan por la unidad plena de los cristianos y por la conversión de los pecadores».

«Deseo de corazón que esta iniciativa les lleve a muchos a redescubrir los dones del Espíritu, que en Pentecostés tienen su manantial», confesó.

«Entre nosotros, con las manos elevadas, está orando la Virgen, Madre de Cristo y de la Iglesia –concluyó el Santo Padre–. Imploremos junto a ella y acojamos el don del Espíritu Santo, luz de verdad, fuerza de auténtica paz».

La Renovación Carismática Católica (RCC) surgió en 1967 cuando algunos estudiantes de la Universidad de Duquesne (Pittsburgh, Pennsylvania – Estados Unidos) participaron en un retiro durante el cual experimentaron la efusión del Espíritu Santo y la manifestación de algunos dones carismáticos.

Actualmente más de cien millones de católicos participan de la espiritualidad de la RCC. Cuenta con un Consejo Internacional (ICCRS – International Catholic Charismatic Renewal Services) reconocido por el Consejo Pontificio para los Laicos.

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ZENIT Staff

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