Los obispos argentinos prometen oponerse «con firmeza» a la corrupción

Monseñor Karlic en la apertura de la Asamblea de la Conferencia Episcopal

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SAN MIGUEL (ARGENTINA), 8 nov (ZENIT.org).- El presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, monseñor Estanislao Karlic, ha prometido que los obispos se opondrán «con firmeza a la injusticia en todas sus formas, a la corrupción en todos los campos, también en el mundo político, en el cual se han dado últimamente muy graves problemas que mantienen expectantes a la comunidad».

En la misa de apertura de la Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Argentina, que se celebró ayer, el prelado confesó que los obispos se sienten «profundamente interpelados por el nivel de falta de trabajo y de violencia e inseguridad de la Argentina, como parte de este mundo que globaliza tantos egoísmos y no globaliza la solidaridad. Se trata de un problema fundamentalmente moral y por eso, en ese nivel, nos concierne directamente».

«Hemos de combatir sin tregua la pobreza y la enfermedad que hieren hondamente a nuestros hermanos y afectan a nuestras familias –aclaró ayer monseñor Karlic, quien es también arzobispo de Paraná–. Hemos de buscar caminos para defender a la sociedad del flagelo de la violencia y la inseguridad».

«Queremos aprender siempre más de la diaconía de la justicia y la solidaridad –añadió monseñor Karlic–, para construir una paz digna de la condición humana, una paz que no será realmente humana, sino con el fundamento de la paz interior, por el combate y la victoria sobre el pecado, y por la presencia de Dios en el corazón de los hombres».

Ahora bien, monseñor Karlic también dejó muy claro que esta labor de los obispos a favor de los derechos fundamentales del hombre no es política en el sentido ordinario de la palabra.

«En una cultura plural –agregó–, con muchas concepciones morales, tenemos el deber de proponer el mensaje evangélico, con su diafanidad y su belleza, con la fuerza de su propia verdad, para que, con un diálogo sincero, humilde, respetuoso y franco, nadie pueda decir que como obispos no cumplimos con nuestra misión profética, para enseñar la doctrina social de la Iglesia, como lo hicimos hace casi dos décadas con ´Iglesia y Comunidad Nacional´ y anunciar en su integridad el mensaje moral del Evangelio, sometiéndonos en primer lugar, y con sincera humildad, nosotros mismos a su juicio de verdad para nuestra más honda conversión».

Por eso, aclaró, «tenemos el deber de servir a la paz de nuestro pueblo con los instrumentos que el Señor nos ha regalado: la palabra del Evangelio y la vida de los sacramentos».

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ZENIT Staff

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