SAO PAULO, martes, 4 mayo 2004 (ZENIT.org).- Los obispos de la Conferencia Episcopal de Brasil (CNBB por su sigla en portugués) han recordado a los sacerdotes que la participación directa en política constituye un campo de compromiso propio de los laicos.
Es una de las conclusiones a las que llegó la asamblea general del episcopado brasileño, concluida el viernes pasado, con un llamamiento a la santidad de los presbíteros.
El encuentro, que tuvo por tema «Vida y ministerio de los presbíteros», contó con la participación de 316 obispos en Itaici, Indaiatuba (Sao Paulo).
En la rueda de prensa conclusiva, el cardenal Geraldo Majella Agnelo, presidente de la Conferencia y arzobispo de São Salvador da Bahia, aclaró: «No tenemos que sustituir a los laicos en lo que es su específica competencia».
«Tenemos que hablar en cuanto presbíteros, en cuanto obispos, y favorecer la labor de nuestros laicos en el contexto de la comunidad humana, de la política y de la sociedad, para que den un testimonio cristiano», añadió el cardenal.
La advertencia del primado de Brasil se expresa en el artículo 41 de la Carta a los Presbíteros, un mensaje que los obispos han dirigido a los sacerdotes durante la asamblea en la que se retoman los temas discutidos y se ofrecen orientaciones.
«Nos aflige el que algunos de vosotros [sacerdotes] se dejen llevar por la ilusión, según la cual, servirán mejor al pueblo desempeñando cargos políticos que a través del ministerio sacerdotal», afirman los prelados en el mensaje.
«El carácter específico de la misión del sacerdote estriba en la figura de Cristo Buen Pastor, que no se concilia con la política basada en los partidos», indica la misiva.
«Ahora bien, el hecho de que la Iglesia no tenga ni ofrezca un modelo particular de vida social y no esté ligada a un determinado sistema político, no significa que no tenga que formar y alentar a los cristianos laicos a participar en la elaboración de proyectos sociopolíticos que contribuyan a la construcción de una sociedad justa y fraterna», siguen diciendo.
Al afrontar las relaciones entre los sacerdotes y la sociedad, los obispos reafirman el compromiso de los sacerdotes a favor de los pobres y los marginados.
«La convicción de la opción evangélica preferencial a favor de los pobres, elemento constitutivo de la espiritualidad del sacerdote, es cada vez menos intensa –constatan–. Esta espiritualidad se vive cuando el sacerdote, conociendo a fondo la doctrina social de la Iglesia, se hace presente en el mundo de los pobres y es solidario con las situaciones de sufrimiento y de conflicto social, apoyando las pastorales sociales, y las iniciativas de nuestra Iglesia a favor de la promoción de políticas públicas al servicio del bien común».
