Los obispos buscan curar las heridas de Nigeria

El presidente Obasanjo agradece su trabajo a la Conferencia Episcopal

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LAGOS, 22 febrero 2002 (ZENIT.org).- «Curar las heridas de la nación» ha sido el tema al que ha consagrado su asamblea plenaria la Conferencia Episcopal de Nigeria (CBCN)

La plenaria se abrió el 19 de febrero con una misa en la pro-catedral de Nuestra Señora Reina de Nigeria, en Abuja, en la que monseñor John Olorunfemi Onaiyekan, arzobispo de Abuja y presidente de la CBCN, hizo un conmocionado análisis de la situación que atraviesa el país, marcada por conflictos étnicos e interreligiosos.

El nuncio papal monseñor Osbaldo Padilla y otros 43 obispos concelebraron la misa junto con 22 sacerdotes, numerosos religiosos y fieles laicos.

El arzobispo Onaiyekan en su homilía reconoció que «el tema de la conferencia presupone que la nación está herida».

Lamentó que «hay muchos hombres y mujeres de nuestro país que están literalmente curándose de serias y graves heridas: recibidas en choques comunales, infligidas en explosiones de bombas en Lagos, recibidas en descuidados accidentes de motor y otras causadas por ataques de ladrones armados».

«Algunos e incluso muchos, cientos y miles ya no están curando sus heridas. Han muerto y están enterrados», se lamentó.

El arzobispo Onaiyekan aseguró que la nación necesita curación no sólo de heridas físicas sino de heridas morales y psicológicas que han sido infligidas mediante la desesperación, la ira, la frustración y la incapacidad de adquirir un mínimo de autorealización digna.

Planteó que a diferencia de otras, las propias heridas de Nigeria son en su mayoría autoinfligidas por «nuestra incapacidad para tratar nuestros conflictos sociales».

«Vienen de la inseguridad de la vida y la propiedad, la codicia y corrupción de quienes deberían gestionar mejor los asuntos de la nación, del concepto equivocado de poder político, que conduce a perseguir el cargo político como asunto de vida o muerte. Se dice que las diferencias políticas se solucionan mediante asesinatos», dijo.

Atribuyó estas maldades a la falta de amor y despreocupación a nivel individual y de grupo. El arzobispo, que llamó a todos a un examen de conciencia, denunció que los pobres y los débiles lamentablemente pagan un alto precio a consecuencia de nuestras acciones negativas aunque los ricos y poderosos no están exentos del desorden que ellos crean en la nación.

El prelado también sugirió que, para curar las heridas nacionales, los nigerianos deben dar la prioridad al bien común sobre el interés personal o sectorial. Aludió con pena a la brecha entre ricos y pobres con la eliminación de la clase media en Nigeria.

«Esto –dijo– no puede continuar mucho sin serias repercusiones en la paz social de la nación».

También pidió a la clase gobernante que asegure a los nigerianos vivir juntos como una familia. «Cada vez que los musulmanes y los cristianos se lanzan los unos contra los otros en batallas inútiles, ni la Cristiandad ni el Islam ganan. Son los pobres, cristianos y musulmanes, los que mueren en las calles, mientras que los ricos de ambas partes casi siempre se salvan», constató.

También afirmó que «la Iglesia no puede olvidar que hay mucha gente todavía desplazada a consecuencia de los problemas ocasionados por la sharia [ley islámica]. Hay quien espera que se les libre de esta injusticia».

El nuncio en Nigeria en su mensaje elogió el tema de la plenaria recordando las palabras del Papa de que no hay paz sin justicia y no hay justicia sin perdón.

El presidente de Nigeria Olusegun Obasanjo, en mensaje, agradeció a los obispos el apoyo que siempre dan a su Gobierno y por todo lo que han hecho para satisfacer las necesidades educativas, sanitarias, morales y espirituales de la nación.

«Si seguimos teniendo problemas, no se debe a ningún fallo de ustedes sino a nuestro fallo en utilizar las oportunidades que nos han ofrecido», reconoció.

Obasanjo recordó el significado de esta reunión episcopal en este tiempo de Cuaresma y llamó a los nigerianos a examinarse a sí mismos.

«Este es el tiempo para valorar nuestras relaciones los unos con los otros y con Dios». Consideró que, a pesar de los trágicos acontecimientos de Nigeria en los últimos tiempos, tenemos motivos para esperara y dar gracias ahora en comparación con lo que sucedía en mayo de 1999.

También elogió la disciplina y austeridad de las vidas de los obispos que dijo «os hacen capaces de dejar todo lo demás y seguir el camino de la cruz».

Desafió a la Iglesia a pedir a sus miembros que eviten la extensión de la corrupción y a evitar aquellas practicas que parecen animar a los ricos fraudulentos que esperan que «si comparten su riqueza ilícita con la Iglesia su pecados son perdonados».

Zenit ha consultado a la embajada de Nigeria ante la Santa Sede la religión del presidente Obasanjo, que en su reciente visita a Roma fue presentado por la prensa italiana como católico. Estas fuentes diplomáticas han aclarado que es «evangélico».

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ZENIT Staff

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