Los obispos españoles condenan el último atentado de ETA

MADRID, 10 febrero 2003 (ZENIT.org).- La Conferencia Episcopal Española (CEE) volvió a reaccionar contra el último atentado de la banda terrorista ETA del sábado que sesgó la vida del jefe de la Policía Municipal de Andoain (Guipúzcoa), Joseba Pagazaurtundúa.

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En una nota de prensa, los obispos españoles recuerdan «una vez más la Ley de Dios que nos manda “No matarás”» y la enseñanza de la Iglesia sobre el terrorismo que nos dice que «es intrínsecamente perverso, porque dispone arbitrariamente de la vida de las personas, atropella los derechos de la población y tiende a imponer violentamente el amedrentamiento, el sometimiento del adversario y, en definitiva, la privación de la libertad social».

Casi todos los prelados españoles condenaron el asesinato durante sus homilías de las misas dominicales o emitiendo notas al respecto.

Así, el primado de España y arzobispo de Toledo, monseñor Antonio Cañizares, invitó a sus fieles a «anunciar el evangelio de Jesucristo, a Jesucristo en persona, manso y humilde de corazón, que desarma toda violencia y se vuelca con el maltrecho y herido, víctima de la violencia. Cristo, que desde el patíbulo de la cruz injusta se identifica con todas las víctimas de la violencia».

«Quiero manifestar la condena y el rechazo más total a este execrable crimen terrorista. Como el resto de los crímenes y acciones terroristas, nunca puede existir razón moral para ellos. Unido a toda la Conferencia y con toda la Iglesia diocesana, quiero expresar en esta eucaristía, celebración del memorial de la pasión del Señor, nuestro dolor, nuestra solidaridad más entrañable, nuestra cercanía total e inquebrantable con sus familiares», afirmó.

El obispo de Cuenca, monseñor Ramón del Hoyo, difundió el domingo un comunicado en el que expresaba «una vez más, en nombre de toda la diócesis, su total rechazo y condena hacia este nuevo acto terrorista». «El terrorismo es una cultura, un modo de pensar, de sentir y de actuar, aun en los aspectos más corrientes del vivir diario, incapaz de valorar al hombre como imagen de Dios».

Coincidió con el arzobispo de Toledo al afirmar que «entre las primeras obligaciones de los cristianos y de sus comunidades se encuentra la de acompañar a todas las víctimas del terrorismo, sintiéndose muy unidos a ellas y a sus familiares».

Finalmente, monseñor Cañizares pidió que «todos colaboremos y aportemos lo que está en nuestras manos y nos unamos a los hombres de buena voluntad y a nuestras instituciones para erradicar ese horrible mal entre nosotros».

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ZENIT Staff

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