Los "ojos de la guerra" frente a los horrores del Estado Islámico

El periodista de guerra Gian Micalessin cuenta qué ha visto en los territorios controlados por milicianos del Califato y analiza la actitud de Europa respecto a las persecuciones de los cristianos

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Ha viajado a lo largo y ancho del planeta, ha atravesado diversos escenarios bélicos y ha colaborado con algunas de las publicaciones internacionales más importantes. Durante más de treinta años situado en la primera línea del periodismo de guerra, Gian Micalessin ha regresado hace pocos días de su último viaje, único occidental que ha puesto los pies en algunos pueblos sirios asediados por el Estado Islámico. Delante de sus ojos tiene presente todavía los cúmulos de escombros dejados por los milicianos del Califato y los rostros que sufren de los cristianos y de los kurdos perseguidos. Realidad ignorada durante demasiado tiempo por la principal prensa europea, engañada por el canto de las sirenas de las llamadas «primaveras árabes». Del análisis de estas ilusiones nace la siguiente entrevista concedida a ZENIT.

                                                           ***

Son muchos los escenarios de guerra actualmente. ¿Qué le ha empujado a volver precisamente a Siria el mes pasado?
— Gian Micalessin: Me parecía justo y significativo porque Europa durante años se ha olvidado de que en Siria, sobre el camino de Damasco, comenzó la tradición cristiana. Ha olvidado que los cristianos allí tienen una comunidad antiquísima. Ha olvidado todo esto para ponerse del lado de quien defendía presuntos ideales de libertad y democracia. Europa ha acunado el nacimiento de un Islam democrático pero que nunca ha nacido, es decir, lo que vemos bajo nuestros ojos es sin embargo un Islam de los horrores que se ha desarrollado lentamente dando vida a ese monstruoso Califato islámico llamado Isis.

¿Qué percepción tienen la autoridades religiosas en Siria sobre la actitud europea sobre lo que está sucediendo en Oriente Medio?
— Gian Micalessin: Es muy parecida a la mía. Durante tres años Europa no ha querido entender y tampoco mirar lo que estaba sucediendo en Siria, a pesar de que las autoridades eclesiásticas sirias repetían desde hacía tiempo que esos mismos cristianos que durante las primeras manifestaciones estaban contra el régimen de Assad, se dieron cuenta enseguida que estaba germinando un movimiento armado en el que confluían movimientos extremistas y yihadistas de todo el mundo. Por tanto, los cristianos habían advertido a Europa, explicando que era preferible estar de parte de un régimen que había garantizado la convivencia entre las distintas comunidades en vez de apoyar a estos asesinos. La idea de los cristianos sirios es que frente a estas alarmas, Europa ha estado ciega y sorda. Solamente ahora, finalmente, está abriendo los ojos y se está dando cuenta de lo que realmente sucede.  

Por ejemplo, ¿qué sucede en la ciudad de Qamishli?
— Gian Micalessin: Qamishli es la parte más interesante de mi viaje, también porque es un poco otra Kobane (la ciudad kurda en la frontera turca asediada por Isis, ndr), donde además de la presencia de los kurdos hay también cristianos. Está a 90 kilómetros de la frontera con Irak y se encuentra en la frontera con Turquía, pero está cerrada. Los cristianos están así prácticamente asediados por Isis, que siembra el terror en todos los pueblos cercanos, tanto entre los cristianos y los kurdos como los sunitas que no aceptan su control. Por tanto, los cristianos están en fuga, en los últimos dos años de 40 mil sobre 120 mil habitantes, la población se ha reducido a 20 mil. Por eso se asiste a un éxodo continuo, con calles constantemente llenas de coches que huyen de este infierno. Qamishli es un poco como un espejo de toda Siria, ya que también aquí, donde en un tiempo los cristianos y los kurdos eran contrarios al régimen de Assad, se encuentran hoy combatiendo de la parte del régimen en vez de aceptar el horror de Isis.

¿También los cristianos usan las armas?
— Gian Micalessin: Exacto. Los cristianos han fundado una milicia de auto-defensa con el elocuente nombre de Suttori, que significa precisamente en la antigua lengua siria «protección». Éstos defienden a las personas pero también los lugares sagrados del cristianismo, son unos 400 y tienen un centro de adiestramiento en la barrio sirio de Qamishli.

Aleppo, tercera ciudad cristiana del mundo árabe después de El Cairo y Beirut, ¿en qué condiciones se encuentra hoy?
— Gian Micalessin: En Aleppo la situación es hoy relativamente mejor, pero es necesario tener en consideración lo que ha sucedido en esta ciudad en los últimos tres años, especialmente en el último. Ha sido aislada y cerrada en un asedio que se reducía cada vez más por parte de los grupos yihadistas, después en la primavera pasada el asedio fue roto por las tropas del gobierno que consiguió abrir un camino que consintió de nuevo las comunicaciones. El centro histórico de Aleppo permaneció bajo asedio: quien se acuerde de la Aleppo de los tesoros artísticos deberá olvidarla porque ya no existe, así como quien se acuerde de los barrios cristianos debe imaginar hoy un montón de ruinas. Por ejemplo el barrio de Midan, corazón comercial de la comunidad armenia, es una zona reducida a escombros por los continuos asaltos de los yihadistas. Por tanto, también en Aleppo los cristianos viven la tragedia del éxodo, la comunidad se ha reducido en un 40 por ciento y el temor es que continuará reduciéndose.

¿Qué han conseguido los ataques americanos contra Isis?
— Gian Micalessin: El único éxito es el conseguido entorno a Kobane, pero que tiene un valor sustancialmente simbólico porque esta ciudad, estando ya vacía, no tiene ningún peso estratégico. Solamente aquí los ataques han conseguido parar el asedio yihadista. Por ejemplo en Qamishli –donde Isis es rampante– no he visto ni un bombardeo aéreo americano.

No está clara la actitud de un miembro de la OTAN como Turquía respecto a Isis
— Gian Micalessin: La actitud, por así decir, ambigua de Turquía es una constante desde el inicio de este conflicto. No olvidemos que los grupos yihadistas –incluido Isis– han encontrado hospitalidad y acogida en el territorio turco. Es desde las fronteras turcas que, como demuestran los documentos que me han mostrado militares kurdos, gran parte de los combatientes extranjeros pasan parar unirse a las filas de Isis. Evidentemente es lo que ha sucedido en Kobane, donde el ejército turco se ha quedado mirando mientras la ciudad era asediada por Isis. Los mismos periódicos turcos, además, reportan casos de hospitales turcos que han acogido y cuidado milicianos de Isis. En resumen, la de Turquía es una actitud que va más allá de la ambigüedad.

En tres años de conflicto cree que haya cambiado la actitud de los mayores medios de comunicación occidentales respecto a lo que está sucediendo en este área?
— Gian Micalessin: Inevitablemente ha cambiado. Hace tres años los medios occidentales cerraban los ojos y creían en un conflicto en el que el único malo era el régimen de Assad, incluso confundió las masacres llevadas a cabo por los rebeldes con las matanzas realizadas por el gobierno. La idea de los rebeldes democráticos resultó ser una ilusión. La realidad es la de una operación que salió de Egipto y realizada por los Hermanos Musulmanes – con el apoyo de países como Qatar y Turquía – para derrocar al régimen de Assad y reemplazarlo con uno de apoyado por los Hermanos Musulmanes. De democrático había poco.

¿Cuáles son los escenarios futuros?
— Gian Micalessin: Los escenarios futuros son extremadamente grises porque existen distintas tonalidades de yihadismo, pero ninguna es moderada: se va desde el yihadismo respaldado por Arabia Saudita e implementado por el Isis a un régimen como el de Siria que para poder resistir se ha tenido que aliar cada vez más con Irán asumiendo una posición extremista. El final de la guerra y Siria pacífica e interconfesional es un escenario lejano.

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Federico Cenci

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