Los países candidatos a entrar en Europa: recurso, no peso; dice el Papa

Al recibir al presidente de la República de Eslovaquia

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CIUDAD DEL VATICANO, 28 octubre 2002 (ZENIT.org).- Juan Pablo II está convencido de que la entrada de los países de Europa del Este en la Unión Europea (UE) no sólo será una ventaja para éstos, sino que contribuirá a la estabilidad de todo el continente.

El pontífice expresó su convicción al recibir este lunes al presidente de la República de Eslovaquia, país candidato a formar parte de la UE, quien vino a Roma para celebrar los diez años de independencia de la República y a firmar un importante acuerdo con la Santa Sede.

«Estoy seguro de que la próxima entrada de su país en la Unión Europea, además de aportar una ventaja a Eslovaquia, contribuirá al bienestar y a la estabilidad de todo el continente», afirmó el Papa durante la audiencia, en la que participó también la esposa del presidente y un séquito.

Al final del encuentro, el cardenal Angelo Sodano, secretario de Estado del Vaticano, y el presidente ratificaron el Acuerdo sobre la asistencia religiosa a los fieles católicos en las Fuerzas Armadas y en los Cuerpos Armados de la República.

«La Iglesia no busca privilegios o favores, sino que exige únicamente poder llevar a cabo su misión, respetando las leyes que regulan la convivencia civil», explicó el Papa durante el encuentro con el presidente.

Este diálogo quiere ser «cordial y constructivo» con las instituciones del Estado, y «se demuestra especialmente útil» si se tiene en cuenta que la Iglesia católica tuvo que atravesar un «duro período de persecución bajo el régimen comunista».

Por último, el pontífice subrayó que «la importancia de la acción de la Iglesia se manifiesta sobre todo en las circunstancias actuales, en las que la joven democracia tiene que afrontar problemas relacionados con la herencia de la ideología marxista».

En particular, dijo, la Iglesia busca ofrecer su contribución en «el tumultuoso proceso de modernización, con el fenómeno del desempleo y con el consiguiente peligro, para quien se halla necesitado, de involucrarse en actividades ilegales».

De los casi cinco millones y medio de habitantes de Eslovaquia (separada de la República Checa el 1 de enero de 1993), el 67,7% están bautizados en el seno de la Iglesia católica (datos del Anuario Estadístico 2000). Según algunas fuentes, el número de los ateos supera el 9% de la población.

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ZENIT Staff

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