Los pioneros de la fecundación asistida dan marcha atrás

En el 87% de los casos la técnica fracasa

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MILAN, 31 oct (ZENIT.org).- La fecundación asistida fracasa en el 87% de los casos y deja graves consecuencias psíquicas. Sus mismos «padres fundadores» están empezando a dar marcha atrás. Lo ha constatado el pionero mundial en el campo de la genética, Angelo Serra.

Al intervenir en el congreso «Fecundación «in vitro», ¿a favor o en contra del hombre», organizado por el Movimiento por la Vida entre el sábado y el domingo pasados en Turín, este miembro de la Academia Pontificia para la Vida y profesor emérito de Genética Humana en la Universidad Católica de Roma explicó que incluso los científicos más extremistas, ante la sustancial ineficacia de estas técnicas de fecundación –tras 20 años de experimentación, no asegura porcentajes superiores al 13-17%–, están revisando sus programas.

Se trata de un amplio movimiento científico, aclaró este sacerdote y colaborador en sus años jóvenes del Premio Nobel Renato Dulbecco, que está presente sobre todo en Estados Unidos pero también en Inglaterra y Francia.

Forman parte de esta corriente, añadió, algunos de los pioneros más ilustres de las diversas técnicas de fecundación artificial. Estos arrepentidos de la procreación asistida han salido a la luz desde hace algunos meses y han dado vida a un grupo de opinión en el ámbito del Institute for Science, Law & Technology (ISLAT) de Chicago.

«Estamos ya cansados de crear niños artificiales y prestar nuestros estudios a la industria de la fecundación asistida», han dicho en resumen los doce exponentes del Grupo de Trabajo del ISLAT.

Su protesta había sido estimulada también por el «mea culpa» expresado hace algunos años por la inglesa Anne McLaren, la genetista que inventó el debatido término de los 14 días. Antes de aquella fecha, se repite a menudo, el embrión es todavía una realidad indivisa y por tanto no merece ser considerado una persona. Se trata, como bien se sabe, de una frontera completamente arbitraria desde el punto de vista biológico y más todavía moral. La genetista ha escrito ya un ensayo para tomar sus distancias de su invención cronológica.

Las últimas estadísticas que llegan de Estados Unidos indican que el 87% de las mujeres que recurren a las diversas técnicas de fecundación artificial están destinadas a ver frustrado su deseo de maternidad, mientras que el 50% de los embriones congelados nunca podrán ser gestados.

Y no se cuentan las experimentaciones «límite» que ponen los pelos de punta. Nicola Garcea, profesor de Endocrinología de la Católica de Roma, denunció en el congreso de Turín la existencia de laboratorios estadounidenses donde ya se ha comprobado la potencialidad de fecundación de gametos obtenidos de niñas abortadas al cuarto o quinto mes. En resumen, sería teóricamente posible «producir» un hijo de una persona que nunca ha nacido.

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ZENIT Staff

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