Los pobres, víctimas del cambio climático

Mensaje de representante de los obispos al Senado de Estados Unidos

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WASHINGTON, martes, 12 junio 2007 (ZENIT.org).- Quienes menos han contribuido a los problemas del cambio climático son los que más sufrirán sus consecuencias, considera un representante de la Conferencia Episcopal de Estados Unidos.

John Carr, secretario del departamento de Desarrollo Social y Paz Mundial, dirigió a la Comisión del Senado sobre Medio Ambiente, el 7 de junio, un mensaje en el que afirma que los pobres son los más vulnerables en el cambio climático.

«Vemos con nuestros propios ojos que la gente pobre de nuestro país y de los países pobres a menudo carece de los recursos y capacidad para adaptarse y evitar las consecuencias negativas del cambio climático –escribe Carr–. Sus vidas, casa, niños y trabajo son los que corren el mayor riesgo».

«Paradójicamente, los pobres y vulnerables generalmente contribuyen mucho menos al problema pero son los que tienen más probabilidad de pagar el precio de la negligencia y el retraso, y soportan cargas desproporcionadas de inacción o acciones imprudentes».

El representante episcopal dijo al Senado que los obispos de Estados Unidos aceptan el consenso creciente sobre el cambio climático pero reconocen el debate sobre su velocidad y gravedad.

«No es sabio ni útil minimizar –o exagerar– el creciente consenso, las continuas inseguridades y retos políticos que plantea», dijo Carr.

Añadió que el fenómeno del cambio climático no se refiere a la política o la economía sino al futuro de la creación de Dios y la familia humana.

Los obispos están «expresando los principios de una comunidad de fe, no de un grupo de interés».

«Los obispos católicos tratan de dar forma a este debate diseñando los principios de la doctrina católica: prudencia, bien común y la opción preferencial por los pobres», añadió Carr.

Aclaró que las declaraciones y enfoques de los obispos eran «matizadas, no alarmistas; tradicionales, no a la moda; una expresión de fe, no de política. Para nosotros, esta preocupación empieza con el Génesis, no con el Día de la Tierra».

«Esta opción preferencial por los pobres no puede ser una preocupación marginal en la política sobre el clima, sino que más bien debe convertirse en el centro y medida de la futura legislación y de las opciones políticas –aclaró Carr–. Si no afrontamos el cambio climático y la pobreza global juntos, fracasaremos a la vez moral y prácticamente».

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ZENIT Staff

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