Los proyectos globales de las Naciones Unidas

Aprovechando el inicio del nuevo milenio, este año las Naciones Unidas están lanzando diversos proyectos mundiales. En éste y el siguiente artículo presentamos dos de esas iniciativas. La primera se trata de un intento de lograr un acuerdo global (Global Compact) entre gobiernos, empresas y organizaciones laborales con el fin de mitigar los efectos nocivos de la globalización.

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1. La globalización
Aprovechando el inicio del nuevo milenio, este año las Naciones Unidas están lanzando diversos proyectos mundiales. En éste y el siguiente artículo presentamos dos de esas iniciativas. La primera se trata de un intento de lograr un acuerdo global (Global Compact) entre gobiernos, empresas y organizaciones laborales con el fin de mitigar los efectos nocivos de la globalización.
El pasado 26 de julio tuvo lugar una reunión para lanzar esa nueva iniciativa de la ONU. Según informó la agencia AP (27/7/00), ejecutivos de casi cincuenta empresas se comprometieron a respetar los derechos humanos, los trabajadores y el medio ambiente. Las compañías que han aceptado entrar en el acuerdo incorporarán los principios en sus planes globales, los publicarán en sus informes anuales y los promoverán por otros medios dentro de sus empresas. Además darán cuenta de su cumplimiento en un sitio de Internet de la ONU, donde las Organizaciones No Gubernamentales (ONGs) pueden responder.
Asimismo los participantes en el acuerdo global entrarán en cooperación con la ONU sobre proyectos concretos, como por ejemplo el papel de las empresas en zonas de conflicto o la ayuda concreta a regiones pobres. Adicionalmente se han propuesto la meta de lograr, dentro de tres años, la participación de 100 empresas multinacionales y otras 1.000 compañías de todas las regiones del mundo.
Entre las empresas que han entrado en el acuerdo se encuentran: Aventis, BASF, BP Amoco, Daimler Chrysler, Deutsche Bank, Dupont, Nike, Novartis, Shell, Unilever y Volvo. Mientras que al nivel de las asociaciones estaban presentes: Business for Social Responsibility, International Chamber of Commerce y The World Business Council for Sustainable Development. Por parte de las organizaciones laborales estuvo presente International Confederation of Free Trade Unions. Mientras que por las Organizaciones No Gubernamentales se contó con Amnesty International, Human Rights Watch, Transparency International y World Wide Fund for Nature, entre otras.
Los nueve principios son los siguientes:
1. Apoyar y respetar los derechos humanos internacionales dentro de la propia esfera de influencia.
2. Asegurar que sus propias compañías no son culpables de abusos contra los derechos humanos.
3. Garantizar la libertad de asociación y el reconocimiento del derecho a dialogar colectivamente.
4. Eliminar los trabajos forzados u obligatorios.
5. Abolir efectivamente la labor por parte de niños.
6. Eliminar la discriminación en el empleo.
7. Apoyar una estrategia de prevención con los problemas del ambiente.
8. Tomar iniciativas para promover mayor responsabilidad en el medio ambiente. 9. Promover el desarrollo y la difusión de tecnologías favorables para el medio ambiente.
La iniciativa de la ONU
El Secretario General de la ONU, Kofi Annan, propuso el acuerdo global por primera vez en enero del año pasado durante una reunión anual que tuvo lugar en Davos. Annan ha pedido a las corporaciones que respeten los nueve principios tomados de los tratados internacionales. El dirigente de la ONU afirmó que hace falta algo como ésto porque las empresas corren el riesgo de sufrir una reacción negativa de aquellos que no se están beneficiando de la globalización.
Como observó un artículo del “New York Times” (27/7/00), desde las protestas de Seattle del año pasado, las empresas están buscando la manera de propiciar la paz con sus detractores y el acuerdo global de la ONU les ofrece ahora la oportunidad que querían. Ya en los años ochenta la ONU hizo un esfuerzo parecido por establecer normas internacionales para las empresas y los derechos de los trabajadores, pero el intento fracasó por falta de armonía en los detalles normativos.
En esta ocasión Annan ha escogido nueve principios, formulados en términos muy generales, de tratados como la Declaración Internacional de los Derechos Humanos y el documento final de la Cumbre de la Tierra en Río de Janeiro en 1992. El secretario general de la ONU ha insistido en que las compañías han de adherirse a las normas aún en los países donde las leyes locales no lo exijan. Al mismo tiempo Annan admitió que la ONU no tiene capacidad ni autoridad para vigilar el cumplimiento del acuerdo global por parte de las empresas.
En un artículo escrito por el “Wall Street Journal” (29/11/99), Annan observó que los próximos años serán determinantes para establecer si el siglo XXI será una repetición del sufrimiento del siglo pasado o si podemos lograr algo mejor. En el mundo de hoy, según el secretario general de la ONU, la economía ha roto las barreras de las fronteras nacionales y las instituciones actuales no son capaces de regular como antes la economía mundial. Aunque la economía ya es global, la política aún permanece como una actividad local. Por lo tanto algunas personas sienten que han perdido el control sobre su vida económica y por eso son más vulnerables.
Annan clarificó que la globalización no debe ser excusa para los fallos al nivel nacional y además la experiencia demuestra que el comercio y las inversiones del extranjero en la gran mayoría de los casos significan no sólo el desarrollo económico, sino también mejoras en el respeto de los derechos humanos y progresos en el cuidado del medio ambiente.
Por lo tanto, como expresó Annan en un artículo publicado en el periódico “El Mundo” (27/7/00), “lo que nosotros debemos hacer, en cambio, es asegurarnos de que el mercado mundial esté embebido de valores y prácticas ampliamente compartidos que reflejen las necesidades sociales y que todos los pueblos del mundo compartan los beneficios de la globalización”.
Algunas reacciones
Dado que las empresas rechazaron la imposición de normas obligatorias o una evaluación del cumplimiento de esos compromisos, algunos criticaron la propuesta como algo que no producirá efectos concretos. John Evans, secretario general de la Confederación Internacional de Sindicatos de Obreros Libres, observó que ahora lo que cuenta es poner en práctica las normas porque ya no se acepta una confianza ciega en las declaraciones formales.
Además de las cincuenta empresas y de una docena de organizaciones de obreros que han entrado en el acuerdo, también participan varias ONGs. Algunas, como Greenpeace, se han negado a firmar alegando que varias empresas, por ejemplo Nike, Shell y Rio Tinto, que tienen parte en la iniciativa, cuentan con una historia muy escasa en el respeto de los trabajadores y del medio ambiente.
En respuesta a esta acusación, según informó el “UN Wire” (27/7/00), el presidente de Nike, Philip Knight, replicó diciendo que su empresa ha aprendido de los errores del pasado y que está intentando mejorar. Mientras que un ejecutivo de BP Amoco observó que el mundo es muy complejo y que hay límites sobre lo que pueda hacer una compañía sola. Por su parte el director ejecutivo de Shell, Phil Watts, comentó que aunque algunos podrían pensar que las exigencias del acuerdo global son pesadas, la alternativa es peor, como vieron ya en Seattle.
En la declaración conjunta del día 26 de julio los participantes reconocieron que el acuerdo global no podrá solucionar todos los problemas relacionados con la globalización. Además hace falta, observaron, la acción eficaz de los gobiernos en la promoción de los derechos humanos, buenas condiciones de trabajo y la protección del medio ambiente. Asimismo para eliminar la pobreza hace falta una mayor apertura de los mercados de los países ricos para las exportaciones del Tercer Mundo.
Sin embargo con el acuerdo global la ONU pretende establecer un instrumento para impulsar a las empresas a cooperar en la promoción de los principios, con el fin de reducir algunas de las consecuencias negativas de la globalización. Sólo con el tiempo se podrá juzgar si este nuevo proyecto tiene consecuencias efectivas o si todo queda en el aire.

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ZENIT Staff

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