Los «resultados sorprendentes» de los misioneros «Fidei donum» en 50 años

Constata el Congreso mundial dedicado en Roma al tema

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ROMA, domingo, 13 mayo 2007 (ZENIT.org).- En sus primeros 50 años, la labor de los misioneros «Fidei donum» ha dado «resultados sorprendentes» para la vida de la Iglesia, constató el Congreso mundial que del 9 al 11 de mayo ha conmemorado en Roma el aniversario de la Encíclica «Fidei donum» del Papa Pío XII que les dio origen.

Antes de partir a Brasil, Benedicto XVI recibió a sus participantes y rindió homenaje a esto miles de sacerdotes diocesanos de todo el mundo que, desde hace medio siglo, dejan su tierra para partir como «don de la fe» (en latín, «fidei donum») a tierras de misión.

La Encíclica «Fidei donum» orientó la mirada de los pastores de la Iglesia hacia África. Así, Pío XII aludió a este nuevo tipo de cooperación misionera por la que los obispos autorizaban a sus sacerdotes a partir a otras diócesis para colaborar con los prelados locales del dicho continente, recuerda el secretario de Estado del Papa, el cardenal Tarcisio Bertone, en una carta enviada, por este aniversario, al prefecto de la Congregación vaticana para la Evangelización de los Pueblos.

«De ese llamamiento dirigido por el Sumo Pontífice a favor de la misión en África se originó un nuevo «sujeto misionero», que desde la Encíclica tomó precisamente el nombre de «fidei donum»», añade.

«Han pasado desde entonces 50 años, durante los cuales las Iglesias particulares, antes las de antigua fundación y después las más jóvenes, han seguido enviando sacerdotes y laicos diocesanos a otras diócesis para la misión «ad gentes», para la nueva evangelización o sencillamente para salir al encuentro de las necesidades de personal y de medios de las Iglesias más pobres», escribe el purpurado italiano.

«Es ésta una modalidad –apunta– que con el tempo podría convertirse en la norma de la corresponsabilidad misionera».

Promueve desde el pasado miércoles el Congreso Mundial sobre misioneros «Fidei Donum», como sesión pastoral de la reciente Asamblea General de las Obras Misionales Pontificias, una de éstas: la Unión Pontificia Misionera.

«Todas las Iglesias para todo el mundo» es el tema de estas jornadas, que abrió el prefecto del dicasterio misionero –el cardenal Ivan Dias– subrayando el valor de esta experiencia.

Y es que ella ha permitido –de acuerdo con el purpurado indio– el crecimiento en madurez de las jóvenes Iglesias, que actualmente envían a su vez sus propios «Fidei donum».

La Congregación vaticana para la Evangelización de los Pueblos se hace eco, con su órgano informativo «Fides», de algunas intervenciones oídas en el Congreso.

«Los «Fidei donum», aún contándose entre los sujetos misioneros numéricamente más limitados (no son más del 3-4% de todos los misioneros presentes en el mundo), han ofrecido a la vida de nuestras comunidades resultados sorprendentes», expresó el secretario de la Conferencia Episcopal Italiana, el obispo Giuseppe Betori.

Y es que ningún otro sujeto misionero ha contribuido capilaramente como los «Fidei donum» «a llevar la cooperación entre las Iglesias tan próxima a la experiencia directa de las personas y en la vida de las diócesis», afirma.

Asia
El prelado constata que «en la Iglesia hoy existe gran pasión por la evangelización», pero es igualmente consciente de que «no logra expresarse con todas las potencialidades necesarias».

«Después de 50 años no se han desvanecido las motivaciones que provocaron el inicio de la experiencia «Fidei donum» -añadió-. Los objetivos de caridad pastoral, aún con el cambio de los tiempos, siguen siendo válidos y urgentes».

«Hoy estamos invitados a ampliar aún más nuestros horizontes hasta llegar al gran continente asiático», subrayó.

Formación

Sobre la calidad de la formación impartida en los seminarios y centros de educación religiosa profundizó, en cambio, el obispo de Bethlehem (Sudáfrica), monseñor Hubert Bucher.

Observa, en las últimas cuatro décadas, cierta desaparición de «una seria teología de la cruz y del sacrificio», y de la ascesis. Son aspectos que considera necesario atender con vistas a una sólida formación de los misioneros.

Consciente de los contextos en los que frecuentemente se desarrolla la misión, apunta igualmente: «Para que la Iglesia reencuentre su impulso misionero será absolutamente necesario que nuestros futuros misioneros –tanto «Fidei donum» como miembros de las congregaciones religiosas e institutos misioneros–, mientras se emplean de buen grado en el diálogo interreligioso, crean también, firmemente, que la Iglesia es sacramento universal de salvación que tiene, en el plan de Dios, una relación indispensable con la salvación de todo ser humano».

Comunión

Sobre el tema de «la comunión y la misión» se ha referido el cardenal Gaudencio Rosales, arzobispo de Manilas (Filipinas), definiéndolos como «los dos preciosos dones que la Iglesia siempre está dispuesta a compartir con los hombres».

Y advierte: «Está claro que ninguno puede emprender por su cuenta «la propia misión»».

«Los sacerdotes y los misioneros pueden evangelizar sólo en nombre y en la persona de Jesucristo –puntualiza–; ellos, por lo tanto, deben sobre todo ser enviados en misión desde la Iglesia y en nombre de la Iglesia, que el Señor Jesús ha fundado».

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ZENIT Staff

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