Los valores no negociables, base del discernimiento político

El cardenal Bagnasco inaugura el Consejo Permanente de los obispos italianos

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ROMA, martes, 11 marzo 2008 (ZENIT.org).- En la apertura, el 10 de marzo, de los trabajos del Consejo Permanente de la Conferencia Episcopal Italiana (CEI), el cardenal Angelo Bagnasco señaló los valores no negociables como criterio para el discernimiento político.

El presidente de la CEI subrayó que las elecciones políticas (los italianos acudirán entre el 13 y el 14 de abril a las urnas para elegir un nuevo Parlamento del que surgirá el nuevo gobierno)  no son «un campo de pertinencia de la Iglesia como tal», pero que es tarea de los obispos contribuir «a la serenidad del clima, al discernimiento, a la concordia de los ánimos».

Aún confirmando «la línea de no implicación, como Iglesia, como clero y como organismos eclesiales, en ninguna opción de alineamiento político o de partido», el arzobispo de Génova, citó a  Benedicto XVI para precisar que hay que enfrentarse con determinación y claridad de intenciones «al riesgo de opciones políticas y legislativas que contradicen fundamentales valores y principios antropológicos y éticos arraigados en la naturaleza del ser humano».

En este sentido, el presidente de la CEI citó los principios que un católico no puede negociar, según el Papa: «la tutela de la vida humana en todas sus fases, desde la concepción a la muerte natural, y la promoción de la familia fundada en el matrimonio, evitando introducir en el ordenamiento público otras formas de unión que contribuirían a desestabilizarla, ensombreciendo su carácter peculiar y su insustituible papel social».

«Y a la luz de estos valores fundamentales que cada uno está llamado a discernir, porque se trata de valores que constituyen desde siempre el ser mismo de la persona humana», subrayó el purpurado.

El cardenal Bagnasco explicó que «no debe producir asombro o escándalo que la Iglesia subraye los valores morales que derivan de la fe cristiana, y que a menudo son descubrimiento también de la razón, la cual –según la experiencia universal– no cesa de indagar sobre lo que es el hombre».

«Estos valores –añadió– han inspirado la historia de nuestro pueblo, su civilidad humanística, sus horizontes de apertura y cohesión; y que a un tiempo han sugerido su sentir común».

El presidente de la CEI invitó, asimismo, a quienes serán elegidos a hacerse cargo «del empobrecimiento de la población, de la necesidad de aumento de los salarios mínimos, de la defensa del poder adquisitivo de las pensiones, de la emergencia de la vivienda, de las iniciativas de ayuda a la maternidad, de las medidas para una mayor seguridad en los puestos de trabajo, y del mejoramiento de algunas fundamentales infraestructuras al servicio también de los viajeros diarios por trabajo».

«Debemos salir del individualismo, del pensar egoístamente sólo en nosotros mismos y en la propia categoría profesional olvidando a todos los demás», dijo el purpurado

Por esto, concluyó, «hace falta que el personal político tenga esto presente siempre, abandonando a su vez una política demasiado politizada, para restituir a la misma profundida ética».

Por Antonio Gaspari, traducido del italiano por Nieves San Martín

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ZENIT Staff

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