Los voluntarios, caricia de Dios para el mundo, según el Papa

Profundiza en la identidad del voluntario cristiano junto a miembros de la FOCSIV

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CIUDAD DEL VATICANO, 16 diciembre 2002 (ZENIT.org).- Según Juan Pablo II, la tarea de los voluntarios cristianos consiste en hacer que los hombres y mujeres experimenten con su entrega «la ternura del Padre celestial».

El Papa lo recordó este sábado al encontrarse con miembros de la Federación de los Organismos Cristianos de Servicio Internacional Voluntario (FOCSIV) que en estos días celebra los treinta años de su fundación.

El Santo Padre consideró que el voluntario, cuando es cristiano, «está llamado a hacer en cierto sentido «experimentable» a través de su entrega a los hermanos la ternura providencial del Padre celestial».

El amor al prójimo, de hecho, «para que no experimente reservas o cansancio, necesita alimentarse del horno de la caridad divina –reconoció–. Esto implica pausas prolongadas de oración, la escucha atenta y constante de la Palabra de Dios y, sobre todo, una existencia centrada en el misterio de la Eucaristía».

Con esta fuerza de amor, el Santo Padre alentó a los miembros de la FOCSIV a «responder a las urgencias de cuantos hoy están obligados a vivir en condiciones difíciles o de abandono».

Con motivo del encuentro con el Papa, se le entregó al Papa una carta en nombre de miles de niños que se ven obligados a trabajar en la que hacen un llamamiento a favor de un trabajo digno para los menores de edad.

«También el Niño Jesús es un niño trabajador como nosotros, hijo de un carpintero», dicen los pequeños en la carta.

La FOCSIV reagrupa a 56 organizaciones no gubernamentales, presentes en 79 países de los cinco continentes con 66.000 voluntarios que dirigen 542 proyectos de desarrollo.

Surgió con el apoyo de Pablo VI, en 1972, cuando algunos laicos se comprometieron a ofrecer una ayuda concreta hacia los países en vías de desarrollo.

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ZENIT Staff

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