Lourdes demuestra que Dios es promesa de vida

Entrevista al Obispo de Tarbes-Lourdes por el Día Mundial del Enfermo 2012

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ROMA, viernes, 10 de febrero 2012 (ZENIT.org).- La fiesta de Nuestra Señora de Lourdes, que se celebra este sábado 11 febrero, coincide con la Jornada Mundial del Enfermo. Con este motivo, ZENIT entrevistó a monseñor Jacques Perrier, obispo de Tarbes-Lourdes.

Juan Pablo II quiso que la Jornada Mundial del Enfermo coincidiera con la fiesta de Nuestra Señora de Lourdes. ¿Por qué esta jornada y por qué Lourdes?

–Monseñor Perrier: Obviamente, la creación del Consejo Pontificio para la Pastoral de la Salud y de la Jornada Mundial del Enfermo brotan de la experiencia personal de Juan Pablo II. Pasó mucho tiempo antes de que el santo padre pudiera reanudar sus actividades normales después del atentado del 13 de mayo de 1981, cuyas secuelas le acompañaron para siempre. Pero no es la única razón. Juan Pablo II estaba convencido de que la oración y el ofrecimiento de los enfermos desempeñaban un papel importante en la santificación de la Iglesia y en la evangelización. El título de su carta apostólica Salvifici Doloris es igualmente reveladora de su pensamiento, como provocadora para la opinión pública.

En cuanto a la elección de Lourdes, que es conocida por sus curaciones, demuestra que Dios espromesa de vida, que el deseo de curarse es perfectamente legítimo y que la actividad del personal sanitario debe ser apreciada y apoyada por la Iglesia. Bernadette, convertida luego en religiosa, era una enfermera excelente a pesar de su poca formación.

En Lourdes, ¿cuáles son los distintos aspectos con que se vive este día?

–Monseñor Perrier: Lo extraño es que el 11 de febrero los pacientes son muy pocos en Lourdes. En invierno los centros de acogida no están abiertos. Son entonces los enfermos y los discapacitados de Lourdes misma, quienes representan a todos los que vendrán en los meses posteriores.

Este año, el mensaje de Benedicto XVI insiste en los sacramentos de la curación. ¿Puede decirnos algo más al respecto?

–Monseñor Perrier: Desde el Concilio Vaticano II y con la reforma litúrgica que ha introducido, la Iglesia ya no habla de la «extremaunción», con toda la carga «fúnebre» que tales palabras significaban en la mentalidad común. Pero es un error definir la unción de los enfermos como el «sacramento de los enfermos», como si fuera el único sacramento adecuado a la situación de los enfermos: también lo son la Reconciliación y la Eucaristía. ¿La eucaristía no es prenda de vida eterna? «Quien come de este pan vivirá para siempre».

Existe un tipo de enfermedad particularmente difícil para acompañar, como es la enfermedad mental. ¿Usted recomienda los sacramentos también para estas enfermedades?

–Monseñor Perrier: Sí ¿Por qué deberían ser excluidos? La enfermedad psíquica y la gracia del sacramento no se encuentran al mismo nivel. Pero el ser humano es uno.Las interacciones son posibles. Sin embargo, los sacramentos de sanación espiritual no eximen de los cuidados médicos, tanto físicos como psíquicos.

Lourdes no es sólo la gruta, sino que hay hospitales y capellanes… ¿Cuáles son los desafíos que afrontan hoy los capellanes de los hospitales?

–Monseñor Perrier: El principal desafío en nuestra cultura actual es darle un sentido al sufrimiento, que los avances médicos han reducido pero no eliminado. Este sufrimiento es diverso, no solo físico. El proceso que conduce al propio ofrecimiento de sí es un camino arduo. El papa Juan Pablo II lo había dicho con humildad en Lourdes el 15 de agosto 1983. Es un verdadero camino de conversión: hay que buscar la oración de la comunidad cristiana y de la comunión de los santos.

Por Anita Bourdin

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ZENIT Staff

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