M. Pilar Izquierdo, un signo en un mundo obsesionado por el placer

El Papa destaca el mensaje que ha dejado la nueva beata

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CIUDAD DEL VATICANO, 5 noviembre 2001 (ZENIT.org).- Juan Pablo II presentó este lunes a María Pilar Izquierdo Albero (1906-1945), fundadora de la Obra Misionera de Jesús y María, como modelo para una sociedad obsesionada por el edonismo.

«En el mundo actual, donde a veces prevalece la búsqueda desmesurada del goce y la utilidad inmediata, la figura de la madre Pilar Izquierdo proclama con sublime elocuencia el valor redentor del sacrificio, libremente aceptado y ofrecido juntamente con el de Cristo para la salvación del género humano», aseguró el pontífice al encontrarse con miles de peregrinos que habían participado este domingo en su beatificación.

Junto a la religiosa española, el pontífice élevó ese domingo a la gloria de los altares a otros siete siervos de Dios de nacionalidad eslovaca e italiana.

María Pilar nació el 27 de julio de 1906 en Zaragoza y murió en San Sebastián el 27 de agosto de 1945. Su corta vida está unida a la enfermedad, la aceptación del dolor y alegría en el sufrimiento y a los milagros. Después de diez años con varios quistes por todo el cuerpo, paralítica, ciega y casi sorda del todo. Supo siempre llevar con entereza sus limitaciones.

Su actitud causó admiración, tanto sacerdotes como seglares, que se acercaban a ella para pedir consejo y orientación para trabajar por los más desfavorecidos. Animó y promovió a personas llamadas a la vida sacerdotal y religiosa. Fue confidente de enfermos y personas que atravesaban numerosas dificultades, especialmente durante la guerra civil española.

Fundó en Madrid, en 1939, la Obra Misionera de Jesús y María, denominadas también «pilarinas», dedicada al servicio de los pobres y enfermos.

Su beatificación tiene lugar tras el reconocimiento oficial de un milagro atribuido a su intercesión y experimentado por una mujer de Logroño (España), Josefina Cabeza Díaz, curada inexplicablemente cuando tenía 48 años, en 1952, de una peritonitis aguda.

«La Beata Pilar Izquierdo fue un verdadero apóstol de la difusión del Evangelio –aseguró el Papa este lunes–. Con un grupo de seguidoras se dedicó a anunciarlo en barrios pobres y marginados, hambrientos de pan y sobre todo de Dios, en un período de su vida en el que no le faltaron incomprensiones de todo tipo».

Pilar, concluyó, «Nunca perdió el amor al sacrificio, siendo por ello un luminoso ejemplo para cuantos, aún en medio de muchas dificultades, consagran su vida a la causa del Reino de los cielos».

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ZENIT Staff

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