«Madre» de los huérfanos de Belén: «Sin perdón, no habrá justicia»

Sor Sophie Boudri premiada por su labor en favor de los niños abandonados

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ROMA, 13 mayo 2002 (ZENIT.org).- En pleno asedio de Belén, los huérfanos palestinos han contado con una «madre» que ha logrado darles de comer a pesar de las mil y una dificultades.

Se trata de sor Sophie Boudri, de origen libanés, directora del orfanato de las Hijas de la Caridad, una casa de acogida a niños, en su mayoría ilegítimos, rechazados por familias palestinas que los entregan a las religiosas para desentenderse de la «vergüenza» provocada por una hija encinta.

«La Crèche», como es conocida la casa, asiste desde hace más de un siglo a los huérfanos gracias a los donativos que ofrecen los peregrinos que vienen a Belén y que ahí se alojan.

Ha venido estos días a Roma para recibir este sábado el premio Bellisario, entregado por la organización patronal italiana, Confindustria, en reconocimiento a su labor. En la ceremonia logró arrancar lágrimas incluso a veteranos hombres de negocios.

Pequeña y menuda, advierte: «Os traigo el sufrimiento de las mujeres palestinas, judías y cristianas. Nosotras somos mujeres y Dios ha puesto en nuestro corazón la ternura y el amor, con este amor nosotras salvaremos al mundo».

–Usted ha logrado conmover a un mundo rico, opulento y rampante. ¿Le sorprende?

–Sor Sophie: Hay cosas buenas en el mundo. Incluso si es rico, tiene algo en el fondo del corazón. El hombre sufre de modo atroz dentro de sí mismo. Nosotros cristianos no somos muy valorados en Tierra Santa pero creo que sólo con el amor profundo podemos hacer pasar un mensaje, podemos hacer algo por esta tierra que sufre. Nuestra arma es la caridad y la caridad es todo.

–¿Por qué se han quedado a ayudar a estos niños a pesar de las circunstancias?

–Sor Sophie: Nosotros tenemos la misericordia y el perdón que otros no tiene en su cultura. A través de estos dos dones podemos hacer mucho. En Palestina, cuando hay un atentado, se responde con otro atentado, pero no es esta la solución. La clave de todo está en mirar al hombre con el amor y el perdón. Esto no es fácil y entonces nunca habrá justicia.

–¿Por qué es difícil ser mujer en Palestina?

–Sor Sophie: La fe musulmana no da mucha importancia a la mujer. Es tomada en consideración mientras puede tener hijos. Pero luego basta un sí o un no del marido para que pueda ser abandonada, para ser sustituida por una más joven. La religión cristiana, en cambio, ha hecho mucho por la redención concreta, la igualdad de los derechos del hombre y de la mujer.

–Cuando dice estas cosas va contra una cultura bien arraigada. ¿Ha tenido alguna vez miedo?

–Sor Sophie: Nunca. Estas cosas se las digo a ellos. Lo hago para pedir respeto a los derechos de los niños. Los que han sido abandonados tiene derecho a una familia y a tener un apellido pero para la religión musulmana los niños abandonados llevan sólo tres nombres. La suya no es una adopción plena sino una tutela. Los musulmanes han firmado incluso la Carta internacional de los derechos de los niños pero han dicho claramente que la aplicarán a su modo.

–¿Cual puede ser la solución del conflicto?

–Sor Sophie: Los palestinos dicen: «Hemos perdido todo e iremos hasta el final, aunque muramos todos». Sólo si llegara un profeta y dijera: «Vosotros tenéis derecho a una tierra, tenéis derecho a una casa», podría haber paz. Ahora no hay ninguna seguridad para el futuro.

–¿No hay una personalidad que pueda hacer de profeta?

–Sor Sophie: No la veo. Quizá harían falta más mujeres en los gobiernos. Las mujeres razonan con el corazón. En Palestina, en este momento, no hace falta razonar ya sólo con la razón.

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ZENIT Staff

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