Madrid con su pastor despide al decano de Teología de San Dámaso

El sacerdote Pablo Domínguez Prieto falleció en la montaña

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MADRID, jueves, 19 febrero 2009 (ZENIT.org).- «Dedicó sus afectos, sus energías, su inteligencia, sus trabajos y fatigas al servicio de la Iglesia». Así se refirió el cardenal arzobispo de Madrid María Rouco Varela, al sacerdote Pablo Domínguez Prieto, decano de la Facultad de Teología de San Dámaso de Madrid, fallecido en accidente de montaña, en el Moncayo, el domingo pasado.


En la homilía del funeral, el cardenal Rouco, que estuvo acompañado del cardenal Antonio Cañizares, nuevo prefecto de la Congregación para l Culto Divino, numerosos obispos y centenares de sacerdotes, habló de la profundidad del sentido de la muerte y del consuelo en este trance tan «doloroso˝ de la pérdida de Pablo en este mundo.

Destacó que «somos suyos: en la vida y en la muerte somos del Señor». «Morimos para estar eternamente con Él, destino de los que ama». «Para un sacerdote es el momento privilegiado de culminar su vida «pro eis», por los hermanos», afirmó.

El cardenal Rouco leyó una carta de Pablo Domínguez a unas monjas contemplativas: «No quiero acabar esta carta fraterna -y filial- de gratitud, sin hacer mención a la última de las llamadas de Consagración que para todos está cerca: me refiero a la muerte, que es ese encuentro amorosísimo, en abrazo eterno, con el Esposo. Todos tenemos un «día y hora» que el Padre -en su eternidad- conoce. Me interrogo: ¿no deberíamos esperar ese día con el mismo entusiasmo, ardor, deseo y sobrecogimiento ante el Don que nos espera, con que esperamos los acontecimientos de Consagración de esta vida? Suplico al Espíritu Santo que nos conceda mirar ahora nuestra vida con los ojos y el corazón que tendremos en ese momento último y definitivo: ¡Lo que en el momento de la muerte tiene importancia, la tiene ahora! ¡Lo que en ese momento sea accidental, también lo es ahora! En definitiva: ¡sólo Cristo y sólo el Amor es lo importante! Cuando tengáis momentos de turbación, ¡recordadlo! Que no nos seduzca nunca el maligno con máscaras de falsos amores. ¡Sólo Cristo, y sólo su Amor es la Vida!».

Y Pablo, comentó el cardenal, «entendía así la vida».


Encomendó la vida, el ministerio y la muerte de «nuestro querido Pablo» a María para que conforte a sus padres, hermanos, familiares y amigos, «con la esperanza que la mantuvo a ella de ver a su Hijo glorificado y haga de poderosa intercesora ante quien es el Señor de vivos y muertos».


Al concluir la Misa, el sacerdote recibió cristiana sepultura en la parroquia de la Concepción de Ntra. Señora de la calle Goya de Madrid, en la que colaboraba sacerdotalmente.

 
El fallecimiento del joven sacerdote, nacido en 1966 en Madrid, ha causado consternación en esta archidiócesis.

Fue el cardenal Rouco el que lo elevó al decanato de la Facultad de Teología San Dámaso en 2003.

El cardenal logró en 1996 transformar un simple centro de estudios en facultad por decreto de la Congregación Pontificia para la Educación Católica. Era una anomalía que una archidiócesis de la importancia de Madrid no tuviera un centro académico de altura y el cardenal Rouco luchó por ello y lo consiguió.

Pablo Domínguez Prieto era sacerdote desde 1991, después de formarse en el Centro de Estudios Teológicos San Dámaso entre 1984 y 1989. Amplió sus estudios en el seminario de Filosofía de la Universidad de Münster, Alemania, en la Universidad Pontificia de Comillas y en la Universidad Complutense de Madrid, donde se doctoró en Filosofía.

Era catedrático de Filosofía Sistemática de la Facultad de Teología San Dámaso (desde 1998) y el año pasado fue nombrado delegado del gran canciller –el cardenal Rouco- para las facultades de San Dámaso.

Había ejercido su ministerio pastoral desde la base, como vicario parroquial en la parroquia Nuestra Señora del Templo, en la población cercana a Madrid de San Fernando de Henares, o como capellán de la Facultad de Filosofía de la Complutense, entre otros servicios.

Publicó, entre otros libros, «Indeterminación y verdad», «Teoría del contorno lógico» y «Lógica modal y ontología, los tres en la editorial Nossa y Jara; «Concepción de la polivalencia lógica en la Escuela de Varsovia, editado por la Universidad Complutense en 2001, y «Lógica y Filosofía e Historia de la  Filosofía Antigua, editado por la Facultad de Teología San Dámaso.

 

Por Nieves San Martín

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ZENIT Staff

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