Maestro de celebraciones litúrgicas del Papa: Más formación y menos polémica

Publica un libro-balance de la aplicación de la reforma conciliar

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CIUDAD DEL VATICANO, lunes, 26 julio 2004 (ZENIT.org).- Más que polémicas, la reforma conciliar necesita «transmitir a los fieles el auténtico sentido de la liturgia», considera el maestro de las celebraciones litúrgicas pontificias.

El arzobispo Piero Marini acaba de publicar un libro con el título «Cuadragésimo aniversario de «Sacrosanctum Concilium». Memoria de una experiencia» («Il quarantesimo della Sacrosanctum Concilium – Memoria di una esperienza», Librería Editorial Vaticana, 56 páginas).

Un libro de actualidad, pues según monseñor Marini, entre los numerosos movimientos suscitados por el Espíritu Santo en el siglo XX se encuentra el litúrgico. Además, recuerda, pronto comenzará el «año de la Eucaristía» convocado por Juan Pablo II.

«Da la impresión –observa el prelado– de que no se hace lo suficiente para transmitir a los fieles el sentido auténtico de la liturgia».

El pequeño volumen relee la constitución del Concilio Vaticano II, primer documento adoptado por los padres conciliares, a la luz de los dieciocho años que el prelado lleva al servicio de las celebraciones litúrgicas pontificias, en todas las latitudes y en todas las culturas.

Para monseñor Marini, la reforma sigue en cantera, por lo que propone el modelo de encuentro entre fidelidad a las raíces y apertura a las nuevas sensibilidades.

«La liturgia papal después del Concilio –explica– ha sido una liturgia auténtica, sólidamente arraigada en la Tradición y plenamente coherente con las indicaciones de «Sacrosanctum Concilium», e integrada en las situaciones reales de la asamblea».

«Una liturgia centrada en el misterio pascual y proyectada hacia la parusía gloriosa del Salvador, pero también una liturgia de compasión, atenta al dolor del hombre contemporáneo, que busca dar una respuesta a sus aspiraciones legítimas».

Para Marini la formación litúrgica tiene una importancia decisiva pues la liturgia es el lugar por excelencia de la transmisión de la fe. Muchos obispos encarcelados en el siglo XX, subraya, han logrado transmitir la fe al celebrarla.

La auténtica liturgia, afirma el arzobispo, constituye una «auténtica escuela en la que se aprende a rezar y a vivir en el seguimiento del Señor».

Por lo que se refiere a las polémicas que se suscitan en torno a la liturgia, el arzobispo invita a seguir el ejemplo de caridad ofrecido en este campo por Juan Pablo II.

«La autenticidad de las celebraciones no se mide sólo por la precisión con la que seguimos las prescripciones de la Iglesia para celebrar los ritos, sino también por nuestra capacidad para producir en nuestras comunidades eucarísticas frutos de escucha recíproca, de comunión y concordia, de perdón y de búsqueda común de la voluntad de Dios», concluye.

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ZENIT Staff

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