MANILA, 22 enero 2003 (ZENIT.org).- Con una festiva celebración eucarística se inauguró este miércoles el Encuentro Mundial de las Familias, que culminará el próximo domingo con una participación total de unos dos millones de personas.
En la eucaristía, el arzobispo de Manila, el cardenal Jaime Sin confesó: «He rezado mucho por el éxito de este encuentro mundial. Sabemos que Filipinas está muy cerca del corazón del Papa. En estos días queremos estar todos en comunión con el Santo Padre y renovarle el cariño, la estima, el reconocimiento y la oración».
Le escuchaban los 5.000 participantes en el Congreso teológico pastoral que se inauguró en la mañana en el Philippine International Convention Centre, con representantes de 75 países de los cinco continentes.
El cardenal, que guía esta arquidiócesis desde el lejano 1974, invitó a «ser cada vez más fieles a la sabiduría de Dios y al plan divino de salvación para dar al mundo valores que no trasnochan».
Junto al purpurado, concelebraron la eucaristía seis cardenales, 190 arzobispos y obispos y 500 sacerdotes. Cantos, danzas, órganos, trompetas y violines animaron la liturgia. Desde el altar seguía la celebración el cardenal Alfonso López Trujillo, legado pontificio y presidente del Consejo Pontificio para la Familia.
El propio Papa eligió la ciudad de Manila como sede del Encuentro Mundial de las Familias porque Filipinas, único país de mayoría católica en el continente, deberá sostener el peso de la evangelización en Asia, aclara el presidente del Comité central del encuentro, monseñor Sócrates Villegas, obispo auxiliar de la capital.
