Marcelino Champagnat se «instala» en la Basílica de San Pedro del Vaticano

Se coloca su estatua en la Basílica de San Pedro

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CIUDAD DEL VATICANO, 19 sep (ZENIT.org).- Su Santidad Juan Pablo II, bendecirá mañana, miércoles 20 de septiembre, la estatua de san Marcelino Champagnat, fundador de los Hermanos Maristas, canonizado el 18 de abril de
1999.

La estatua, obra del escultor costarricense Jorge Jiménez Deredia, será colocada en el nicho central de la parte exterior del transepto izquierdo de la Basílica de San Pedro en el Vaticano, llamado brazo de San José. Dicha estatua es un regalo del pueblo de Costa Rica al Vaticano con motivo de la celebración de los 150 años de relaciones diplomáticas entre ambos países.

La invitación a los actos ha sido hecha por Javier Guerra Laspiur, embajador de la República de Costa Rica ente la Santa Sede, y del hermano Benito Arbués, Superior General de los Hermanos Maristas. Tras la bendición de la estatua de san Marcelino Champagnat por su Santidad Juan Pablo II, a las 11,30, en la plaza Santa Marta de la Ciudad del Vaticano, tendrá lugar, a las 17 horas, una celebración eucarística en la Basílica de San Pedro en el Vaticano, presidida por monseñor Román Arrieta Villalobos, arzobispo de San José de Costa Rica. Seguirá la inauguración de la estatua de San Marcelino Champagnat, presidida por el cardenal Virgilio Noé, prefecto de la Fábrica de San Pedro, y una recepción en la biblioteca de la Fábrica de San Pedro.

La estatua, de 460 cm de altura, está realizada en mármol blanco de Carrara. La obra recuerda la frase de San Marcelino Champagnat: «No puedo ver a un niño sin experimentar el deseo de decirle cuánto Dios lo ama».

Según el escultor costarricense Jorge Jiménez Deredia, «representar al santo con un niño sobre los hombros implica extraer del mármol el sentimiento de alegría, el sentido de responsabilidad unido al aspecto lúdico, percibir la infancia dentro del corazón y no sólo en la mente, comprender que se puede trabajar y soñar, consciente de que todo es posible para Dios. La niña que está a los pies de San Marcelino con un libro en la mano, en una actitud serena y tranquila, significa la aceptación de los valores educativos a través de una estrecha relación de confianza con el «padre»».

Marcelino Champagnat nació en 1789 en Marlhes (Francia), en el momento en que estalla la Revolución Francesa. Es el noveno hijo de una familia profundamente cristiana. Cuando tiene 14 años, un sacerdote de paso por su casa, le hace descubrir que Dios le llama al sacerdocio. En el seminario mayor de Lyón tiene por compañeros, entre otros, a Juan MarÌa Vianney, futuro Cura de Ars, y a Juan Claudio Colin, que más tarde será el fundador de los Padres Maristas. Forma con otros seminaristas un grupo cuyo proyecto es fundar una congregación que comprendiera sacerdotes, religiosas y una orden tercera, que llevaría el nombre de María, la Sociedad de María, cuya finalidad sería recristianizar la sociedad civil. Conmovido por la miseria cultural y espiritual de los niños de los pueblos, Marcelino siente la urgencia de crear dentro del grupo una congregación de Hermanos que se dedicaran a la educación cristiana de la juventud. Compagina su trabajo pastoral en una parroquia con la formación de los Hermanos para su misión de maestros cristianos.

En seguida empieza a abrir escuelas, y pronto la casita de La Valla, ampliada con el trabajo de sus propias manos, se queda pequeña. Las dificultades son enormes. Algunos sacerdotes no comprenden el proyecto de este humilde coadjutor sin experiencia y sin dinero. Sin embargo los ayuntamientos no dejan de pedir que les envíe Hermanos para que trabajen en la instrucción y educación cristianas de los niños de sus municipios. Marcelino y sus Hermanos participan en la construcción de una nueva casa capaz de acoger a más de cien personas, a la que da el nombre de Nuestra Señora del Hermitage. En 1825, liberado de su cargo de coadjutor de la parroquia, se dedica por completo a su congregación.

En 1836, la Iglesia reconoce la Sociedad de María y le confía la misión de Oceanía. Marcelino pronuncia los votos como miembro de la nueva Sociedad y envía a tres de su Hermanos con los primeros misioneros Padres Maristas a las islas del Pacífico. La enfermedad logra vencer su robusta constitución. Agotado por el trabajo, muere a la edad de 51 años el 6 de junio de 1840

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ZENIT Staff

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