María sigue ofreciendo la interpretación más profunda de la historia, explica el Papa

Preside el Rosario en la plaza de San Pedro al clausurar el mes de mayo

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CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 1 junio 2008 (ZENIT.org).- El Magnificat de la Virgen María sigue ofreciendo la interpretación más profunda de la historia, aclaró Benedicto XVI este sábado al concluir el mes de mayo.

Fue una celebración inédita. El Papa presidió el Rosario en una plaza de San Pedro del Vaticano inundada de fieles con velas en las manos como testimonio de su fe.

Todas las miradas se centraban en la estatua de María, llevada en procesión en medio del abrazo de la columnata de Bernini.

Recordando la Anunciación del ángel a la Virgen, el Papa ofreció su propia meditación sobre el Magnificat, la oración que entonó al llegar a la casa de su prima santa Isabel, que también estaba embarazada, para ofrecerle ayuda.

«Su fe le ha hecho ver que los tronos de los poderosos de este mundo son provisionales, mientras que el trono de Dios es la única roca que no cambia, que no se derrumba», explcó.

«Su Magnificat, con el pasar de los siglos y milenios, sigue siendo la interpretación más verdadera y profunda de la historia, mientras las interpretaciones de muchos de los sabios de este mundo han sido desmentidas por los hechos en el transcurso de los siglos».

El Papa invitó a los creyentes a vivir «los mismos sentimientos de alabanza y acción de gracias de María hacia el Señor, su fe y su esperanza, su abandono dócil en las manos de la Providencia divina».

El obispo de Roma reconoció que «sólo acogiendo el amor de Dios y haciendo de nuestra existencia un servicio desinteresado y generoso al prójimo, podremos elevar con alegría un canto de alabanza al Señor».

El acto clausuró el mes de mayo en el que Benedicto XVI realizó algunos gestos nuevos y numerosas intervenciones en torno a la Virgen María.

En el primer sábado de ese mes, el 3 de mayo, presidió el rezo del Rosario en la Basílica de Santa María la Mayor de Roma.

Tanto en esa ocasión, como en este último sábado, el Papa no escondió su intención de hacer redescubrir el Rosario a los creyentes.

«El Rosario, cuando no es una repetición mecánica de fórmulas tradicionales, es una meditación bíblica que nos hace revivir los acontecimientos de la vida del Señor en compañía de la Virgen, conservándolos como ella, en nuestro corazón», dijo en esta última ocasión.

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ZENIT Staff

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