Marruecos: abrumador “sí” a la nueva Constitución 

El texto va hacia la abolición de la pena de muerte pero prevé sólo libertad de culto

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ROMA, martes 5 de julio de 2011 (ZENIT.org).- El rey de Marruecos, Mohamed VI, parece haber ganado su apuesta. De los resultados casi completos surge el “sí” ha barrido en el referéndum sobre el proyecto de una nueva Constitución [1], que se desarrolló el viernes 1 de julio en el país magrebí. Según los datos difundidos por el ministro del Interior, Taieb Cherqaoui, y retomados por el periódico Le Matin (2 julio), con casi la totalidad de las papeletas contadas (el 94%), más del 98’4% de los votantes ha aprobado la reforma constitucional promovida por el actual monarca alauí.

La afluencia a las urnas ha sido alta: sobre un total de 13.106.948 electores inscritos, el 9.228.020 ha ejercido su derecho a votar, una tasa de participación, casi excepcional, del 72,65%. De hecho, como recuerdan las fuentes, con ocasión de las últimas legislativas (7 de septiembre de 2007), sólo casi el 36% del electorado votó.

Rabat no ha dejado nada al azar en esta consulta popular, la número 27 en la historia de Marruecos post-independencia. Según Le Matin, (30 de junio), en todo el territorio nacional se instalaron 40.000 colegios electorales, de los que 3.400 estaban en la “wilaya” o provincia de la gran Casablanca y 900 en la capital, Rabat. Otros 520 acogieron el voto de los llamados MRE (es decir marroquíes residentes en el extranjero) en los distintos consulados y embajadas del reino alauí en el mundo.

El referéndum tenía una crucial importancia para Mohamed VI. Enfrentado a las primeras protestas de plaza -el Movimiento del 20 de febrero-, fruto de la ola revolucionaria que ha sacudido al mundo árabe, el rey había anunciado, en un discurso a la nación el 9 de marzo, sobre la creación de una “comisión ‘ad hoc’ para la revisión de la Constitución”, presidida por Abdeltif Mennouni, profesor de Derecho constitucional en la universidad Mohamed V de Rabat [2].

Y fue el mismo Mohamed VI el que presentó, hace dos semanas, el 17 de junio, en un discurso televisivo, el proyecto de una nueva Constitución elaborada por la comisión Mennouni y el que anunció la convocación de una consulta popular sobre la primera Constitución de la historia del país “hecha por los marroquíes para todos los marroquíes” [3].

El nuevo texto, que es la sexta Carta Magna de Marruecos y que sustituye a la actual Constitución de 1996, (precedente por tanto, a la subida al trono de Mohamed VI, el 30 de julio de 1999), fue definida por el primer ministro Abbas El Fassi, en una entrevista con el periódico Aujourd’hui Le Maroc (21 de junio) como un «cambio histórico».

Declarándose “muy satisfecho”, el primer ministro destacó que se trata de una reforma que responde a las “reivindicaciones de los partidos políticos, de los sindicatos además de la sociedad civil”. Claro fue, también, el editorial publicado el 23 de junio por el mismo periódico. “Esta Constitución -se lee- hará de nuestro país, simplemente y permaneciendo en el perímetro de la Primavera árabe, la primera democracia del mundo árabe”.

La reforma constitucional lanzada por Mohamed VI presenta, de hecho, varias novedades. L’amazigh, es decir la lengua bereber, hablada por una importante franja de la población, se convierte en lengua oficial junto al árabe “en cuanto a patrimonio común a todos los marroquíes sin excepción” (art. 5). El texto también además la igualdad de hombres y mujeres, y prevé la creación de “una Autoridad para la paridad y la lucha contra todas las formas de discriminación” (art.19).

Otra novedad es que en el texto aparece el “derecho a la vida”, que se define como “el primer derecho de todo ser humano”. “La ley protege este derecho”, se lee en el art.20. Respondiendo a la pregunta de Le Figaro (30 de junio), el presidente de la Comisión ad hoc, Abdeltif Mennouni, especificó que el texto pretende poner fin a la pena de muerte en Marruecos, donde hubo una última ejecución en 1993. “Escribiendo el artículo se pensó en llegar a la total abolición de la pena de muerte”, dijo el constitucionalista. “Después del referéndum, la pelota estará en el campo del Parlamento”.

Sobre el plano político, la nueva Carta Magna de Rabat aumenta los poderes del primer ministro, que se convierte en el “jefe de gobierno” y deberá ser nombrado por el rey “en el partido que sea más elegido en las elecciones de los miembros de la Cámara de los Representantes” (art.47).

Para los expertos no desparece el hecho de que el rey mantiene amplios poderes y que continúa dominando el panorama institucional. Aunque su persona no sigue siendo sagrada, sí permanece “inviolable” (art.46), el soberano conserva los títulos de “Comandante de los Fieles” (Amir Al Mouminine) y presidente del Consejo Supremo de los Ulema (art.41), de Jefe del Estado y de Garante de la independencia del país y de la integridad territorial del Reino” (art.42), su papel de guía religioso y político. El rey preside, de hecho, no sólo el Consejo de Ministros (art.48) y nombra varios cargos públicos (art.49), también mantiene el control del nuevo Consejo Superior de Seguridad (art.54) y del Consejo Superior del Poder Judicial (art.56).

Por este motivo, la nueva Constitución es considerada por muchos como una maniobra para “evitar la revolución” (ABC, 29 de junio). “Lo que Mohamed desbloquea por un lado, lo bloquea por el otro”, sostiene Marie-Christine Corbier en el periódico financiero francés Les Echos (29 de junio). Incluso para el pediatra y activista pro-derechos humanos Nordin Dahhan, la reforma constitucional es una “farsa” (De Volkskrant, 1 de julio). También el conocido blogger marroquí Larbi rechaza el texto. “Estábamos bajo un régimen de monarquía con amplios poderes, en el que el rey era el jefe del ejecutivo, y permanecemos bajo el mismo régimen con algún retoque en la fachada”, explica en un artículo titulado “Pourquoi je rejette la Constitution Mohammed VI” (18 de junio). 

Contrario a la nueva Constitución es también el movimiento islamista Justicia y Caridad (no confundir con el partido islamista de la Justicia y del Desarrollo (PJD), que apoya la reforma). “¿Los españoles o los franceses vivieron bajo una Constitución como la presentada por Mohamed VI a los marroquíes?”, pregunta el portavoz Fatallah Arsalan (ABC).

La nueva Carta Magna desilusiona, sin duda, en lo que se refiere a la libertad de religión, ausente en el texto. El Preámbulo confirma la “preeminencia acordada a la religión musulmana”, que permanece (como dice el art.3) como “la religión del estado, que garantiza a todos el libre ejercicio de los cultos”, una frase que ya figuraba en la Constitución de 1996. Como recuerda Ali Amar en Slate Afrique (29 de junio), el Partido de la Justicia y del Desarrollo (PJD), que dice proclamar un islamismo moderado, amenazó con retirar su apoyo al proyecto de reforma si la libertad de religión se escribía en la Ley Fundamental.

Aunque el reino alauí se compromete en el Preámbulo a “prohibir y combatir toda discriminación a cualquiera”, entre las que está la discriminación basada en las creencias, convertirse a otra religión todavía es tabú. Lo está experimentando en su piel Jamaa Ait Bakrim, que está cumpliendo, en la cárcel más grande de Marruecos -la prisión central de Kenitra- una condena de 15 años por “proselitismo” y destrucción de “propiedad ajena”: el hombre había quitado dos viejas farolas que no funcionaban delante de su negocio, que las autoridades locales se habían negado a quitar (Compass Direct News, 17 de septiembre de 2010).

Volviendo a Mohamed VI, la gran pregunta ahora es si su reforma bastará para silenciar las voces de los que piden una verdadera democratización y el fin del sistema feudal o “makhzem” en Marruecos. La propuesta social ha
supuesto también un coste económico. Según el ministro de los Asuntos Económicos y generales, Nizar Baraka, en el primer trimestre de 2011 el número de huelgas aumentó en un 77’78% con respecto al mismo periodo del 2010 (Aujourd’hui Le Maroc, 30 de junio). Desde enero a marzo, las jornadas laborales perdidas han sido 31.330 según los daros del ministerio.

Por Paul De Maeyer

[Traducción del italiano por Carmen Álvarez]

[1] El texto se puede descargar de la web: http://www.maroc.ma/NR/rdonlyres/EE8E1B01-9C86-449B-A9C2-A98CC88D7238/8650/bo5952F.pdf

[2] http://www.bladi.net/discours-du-roi-mohamed-vi-9-mars-2011.html

[3] http://www.bladi.net/discours-mohammed-6-17-juin-2011.html

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ZENIT Staff

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