Más de 500 ciudades se iluminaron contra la pena de muerte

Este jueves se celebró la Jornada Ciudades por la Vida

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ROMA, viernes, 1 diciembre 2006 (ZENIT.org).- Este jueves, 30 de noviembre, los monumentos emblemáticos de más de 500 ciudades de todo el mundo se iluminaron para testimoniar su rechazo a la pena de muerte.

Todas ellas se han adherido a La Jornada Mundial «Ciudades por la Vida – Ciudades contra la Pena de Muerte», convocada por la Comunidad de San Egidio.

Hasta ahora son ya 573 las ciudades del mundo que se han sumado a la campaña y todos los días siguen produciéndose nuevas adhesiones.

La Comunidad de San Egidio ha concentrado parte de su compromiso a nivel internacional en la lucha contra la pena de muerte y promueve un llamamiento a una moratoria universal que ha recogido más de cinco millones de adhesiones en 150 países.

La fecha del 30 de noviembre recuerda la primera abolición de la pena capital que tuvo lugar en el Gran Ducado de Toscana en 1786.

La iniciativa, que llega este año a su quinta edición, cuenta con el apoyo de las principales asociaciones internacionales de defensa de los derechos humanos, reunidas en la «World Coalition Against the Death Penalty» (entre las que figuran Amnistía Internacional, «Ensemble contre la Peine de Mort», «International Penal Reform», FIACAT, etc.).

El pasado 29 de noviembre en la Universidad Roma Tre se celebró una Asamblea con testimonios sobre el tema «No hay justicia sin vida». Intervinieron, entre otros, Mario Flores, ex condenado a muerte en Illinois, Estados Unidos y Bud Welch, de la Asociación de familiares de víctimas de homicidios de Estados Unidos.

El 30 de noviembre se celebró una conferencia internacional sobre el mismo tema en el Capitolio de Roma, en la que participaron entre otros diversas autoridades universitarias de Italia, el alcalde de Roma, Walter Veltroni, Graham Shujaa, ex condendo a muerte en Califnornia y Renny Cushing, de la Asociación de familiares de víctimas de homicidios de Estados Unidos.

Entre las principales ciudades que se han adherido a la campaña figuran Roma, Bruselas, Madrid, Ottawa, Berlín, Ciudad de México, Buenos Aires, Puerto Rico, Austin, Dallas, Amberes, Viena, París, Copenhague, Estocolmo, Bogotá, Santiago de Chile, Abidján, Lomé, Conakry, Maputo, Windhoek, Dakar y Praga.

Ayer, con motivo de la Jornada, monumentos simbólicos de las más de 500 ciudades (Coliseo de Roma, Plaza de Santa Ana de Madrid, Obelisco central de Buenos Aires, Palacio de la Moneda de Santiago de Chile, Atomium de Bruselas, etc.) se iluminaron «formando un amplio frente moral mundial para pedir que se paren todas las ejecuciones capitales», informa la Comunidad de San Egidio.

«La pena capital en el mundo se utiliza en un número cada vez más reducido de países y dicha tendencia muestra un comportamiento constante en el último cuarto de siglo», señala la Comunidad de San Egidio.

Sin embargo este movimiento cristiano lamenta que se están produciendo últimamente «anacrónicos reclamos a su reintroducción en Europa, o justificaciones inaceptables a favor de su aplicación en Irak».

Así mismo añade que queda todavía «un largo camino por recorrer para alcanzar su abolición universal que requiere una tenaz y decisiva acción para la afirmación de la civilización del derecho y de la defensa de la dignidad del hombre».

La Comunidad de San Egidio constata que se han producido avances del frente abolicionista entre la opinión pública y las clases dirigentes incluso en países mantenedores, como Estados Unidos, donde se ha abierto un amplio debate sobre la constitucionalidad de la inyección letal, y en algunos importantes países de Asia (Taiwán y Corea del Sur). En Japón, un nutrido grupo de parlamentarios ha propuesto una moratoria de las ejecuciones.

Incluso en China, país que ostenta el récord de ejecuciones (aproximadamente unas 5.000 al año), se han producido movimientos importantes, como la decisión del Tribunal Supremo de reservarse la potestad de aplicar la pena capital, decisión que se espera que pueda limitar el número de ejecuciones en un futuro próximo.

Hay que recordar la abolición aplicada en Filipinas, donde la Presidenta Arroyo, con el apoyo del Parlamento y de la Iglesia católica, anunció el fin de las ejecuciones.

México, durante 2006, ha aprobado la abolición de la pena capital, marcando un punto de no retorno decisivo para toda América Central y Latina.

África, a pesar de sufrir más que otros continentes por los conflictos y la pobreza, se distingue por una tendencia positiva tanto en la disminución constante del número de ejecuciones como en el aumento de los países que aplican una moratoria ‘de facto’.

Antes de 2002, diez países africanos habían abolido ‘de iure’ la pena capital (Sudáfrica, Angola, Cabo Verde, Costa de Marfil, Djibuti, Guinea-Bissau, Mauricio, Mozambique, Namibia y São Tomé y Príncipe). Otros diez se consideran abolicionistas ‘de facto’ (Benin, Burkina Faso, República del Congo Brazzaville, Gambia, Madagascar, Mali, Níger, República centroafricana y Togo).

En más de la mitad de los países africanos nadie es ejecutado. Incluso Liberia y Senegal forman parte desde hace unos años del grupo de países abolicionistas, mientras que en el resto del continente africano son varios los países que están haciendo progresos significativos: Ruanda, Marruecos, Zambia y Malawi.

En la página de San Egidio [http://www.santegidio.org] se pueden encontrar todas las indicaciones para aquellos que quieran que su ciudad se sume a esta iniciativa. La página muestra la lista constantemente actualizada de las Ciudades por la Vida – Contra la Pena de Muerte.

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ZENIT Staff

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