Más de un mes sin noticias del obispo de Zhouzhi, retenido por autoridades chinas

Es obispo «oficial», pero cuenta con la aprobación de la Santa Sede

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XIAN, viernes, 27 abril 2007 (ZENIT.org).- El obispo chino de Zhouzhi lleva un mes en manos de la policía y de la «Asociación Patriótica» (AP) sometido a sesiones de «reeducación» en lugar desconocido.

El Pontificio Instituto de Misiones Extranjeras (PIME), a través de su agencia «AsiaNews.it», ha denunciado la situación que padece en estos momentos el obispo católico «oficial» monseñor Martino Wu Qinjing.

Fuentes locales afirman que el prelado fue sacado a la fuerza de su iglesia el pasado 17 de marzo; desde entonces se desconoce su paradero.

Es probable –apunta «AsiaNews.it»- que se encuentre en aislamiento en Lintong o Xian, donde es sometido a «sesiones de estudio». Le está prohibido todo contacto con sus sacerdotes y sus fieles.

El gobierno chino permite la práctica religiosa en su país sólo con personal reconocido y en lugares registrados ante la Oficina de Asuntos Religiosos y bajo el control de la «Asociación Patriótica» (AP) –cuyo estatuto recoge la creación de una Iglesia nacional desgajada de la Santa Sede-.

De ahí que en el país afirmen una diferencia entre una Iglesia «oficial» o «patriótica» y los fieles que tratan de salirse del citado control para ponerse en obediencia directa del Papa, formando la Iglesia «no oficial» o «clandestina».

Monseñor Wu Qinjing es obispo de la Iglesia «oficial»; fue consagrado en 2005 por el difunto arzobispo de Xian, monseñor Antonio Li Duan. Aquél está reconocido por la Santa Sede, pero no es aceptado por la AP.

Para esta organización de control, la ordenación de monseñor Wu Qingjing es ilegal porque tuvo lugar bajo el control de «fuerzas extranjeras».

Realmente la AP rechaza al prelado porque tenía preparado otro candidato más adecuado a sus intereses, denuncia la agencia de PIME.

Un documento del gobierno local, fechado el pasado 9 de marzo, afirma que «Wu Qinjing no debe presidir los asuntos de la Iglesia como obispo y no debe interferir con la organización de la diócesis».

Igualmente expone que el gobierno local «está educando» al obispo Wu desde el pasado mayo, pero que él «sigue llevando adelante actividades religiosas ilegales».

Ya el pasado septiembre el prelado fue secuestrado algunos días porque «se había atrevido» a celebrar una misa mostrando su condición episcopal. Sus celebraciones han sido continuamente molestadas.

El documento al que alude «AsiaNews.it» exige que los fieles «tracen una línea divisoria» entre ellos y el prelado. Pero los fieles de Zhouzhi –unos 60 mil- estiman mucho a monseñor Wu, considerado como un obispo dedicado y muy preparado, y están buscando vías para liberarle y devolverle al pastoreo de su diócesis.

Comentó un sacerdote de esta diócesis a la agencia del PIME que el día de Pascua se leyó en todas las iglesias un mensaje que el obispo prisionero logró transmitir.

En él se dirige a sus «amados católicos» pidiéndoles que recen por su puesta en libertad precisamente en el tiempo en que se conmemora la muerte y resurrección de Jesucristo.

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ZENIT Staff

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