Medidas a favor de la marihuana para fines médicos

Facilidades para su aprobación y nuevos hallazgos de sus daños para la salud

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LONDRES, 15 de noviembre de 2003 (ZENIT.org).- Los defensores de la marihuana han obtenido últimamente algunas victorias. El parlamento británico ha votado a favor de reclasificar su uso de una droga de clase B a una de clase C. Esto significa que quienes sean sorprendidos con marihuana sólo recibirán una advertencia por parte de las autoridades y se les confiscará la droga, informaba el 29 de octubre la BBC.

La reclasificación ha sido criticada tanto el Partido Conservador en la oposición como la Federación Británica de Policía. El presidente de la federación de policía, John Barry, afirmaba que el cambio ha enviado «un mensaje de confusión y de conflicto», especialmente para los jóvenes.

Anteriormente, el parlamento belga legalizó el consumo personal de marihuana, informó el 29 de marzo el diario británico The Guardian. Se permite ahora que los consumidores fumen pequeñas cantidades de la droga en privado, siempre que no alteren el orden público.

En Canadá, el gobierno federal también se está inclinando por reducir las penas por consumo de marihuana. En mayo, el Partido Liberal en el gobierno introdujo la legislación que reducirá las penas por consumo personal de la droga, informó el Globe and Mail el 27 de mayo. El gobierno también ha anunciado una asignación de 250 millones de dólares canadienses (187 millones de dólares), durante cinco años, para educar a los canadienses sobre los peligros de fumar marihuana. Las autoridades utilizarán el dinero para hacer público que la marihuana sigue siendo ilegal y puede ser dañina.

Se extiende el uso médico
Canadá había introducido con anterioridad leyes que permiten el uso médico de la marihuana (también llamada cannabis). Algunos doctores recomendaban la marihuana para que los pacientes de cáncer aumenten su apetito y aminoren sus dolores y náuseas. Pero el tribunal de apelación de Ontario tiró abajo recientemente partes de dicho programa, informó el 7 de octubre Canadian Press.

El tribunal dictaminó que algunas partes de las regulaciones federales para la utilización médica de la marihuana, que regulan el cultivo y distribución de la droga para fines medicinales, son inconstitucionales. El dictamen mostró su acuerdo con otro dictamen de un tribunal inferior, en enero, que encontró que las regulaciones eran injustas debido a que forzaban a quienes estaban cualificados según el programa o a cultivar su propia cosecha o a comprarla en el mercado negro.

En contraste, el uso médico de la marihuana ha recibido luz verde en Holanda. Desde septiembre, más de 2.000 farmacias están obligadas a tener la droga, informó el 1 de septiembre del diario británico Independent.

Están disponibles dos formas de cannabis, una versión más fuerte y otra más suave. La marihuana médica se distribuirá por una oficina dirigida por el estado que ha contratado a dos grandes productores de Holanda para producir plantas con una calidad constante.

Y, en Estados Unidos, la Corte Suprema anunció que dejará en pie una decisión de un tribunal federal de apelación que bloquea al gobierno a la hora de castigar a los doctores que recomiendan marihuana a sus pacientes, informó el 15 de octubre el Washington Post.

El año pasado, el Noveno Tribunal del Circuito de Apelación de Estados Unidos mantuvo una prescripción que bloqueaba los intentos federales de evitar que los doctores digan a sus pacientes que la marihuana podría ayudarles. Se consideró que la política violaba los derechos de libre expresión.

Sin embargo, la posesión y distribución de marihuana todavía sigue siendo ilegal bajo las leyes federales y estatales en todos los estados (Alaska, Arizona, California, Colorado, Hawai, Maryland, Nevada, Oregón y Washington), que tienen leyes sobre la marihuana medicinal, informó el Washington Post.

A inicios de este año el estado australiano de Nueva Gales del Sur anunció un ensayo de cuatro años del uso médico de la marihuana. El plan permite a las personas que sufren de un dolor crónico o de una enfermedad la utilización de la droga, informó el Sydney Morning Herald el 21 de mayo.

El premier de Nueva Gales del Sur, Bob Carr, puso de relieve que el gobierno no apoyaba que se discriminalizase el cannabis para uso recreacional. El presidente de la rama estatal de la Asociación Médica Australiana, el Dr. Choogn-Siew Yong, afirmó que apoyaba el ensayo.

Yong añadió que era importante que se usaran métodos de entrega «no tradicionales». «Tienes que ser capaz de controlar apropiadamente la dosis», añadió. «También, fumar cannabis es tan dañino o más que fumar tabaco. Como doctor no podría apoyarlo».

Los críticos del cannabis
El ensayo fue criticado por David Perrin, director ejecutivo del Consejo Consultivo sobre Drogas de Australia. En un artículo del 23 de mayo para el diario nacional The Australian, apuntaba que las investigaciones no sólo han identificado los peligros para la salud de fumar la droga, sino que muestran problemas con cualquier forma de utilización de la misma.

«El cannabis es una droga adictiva que causa disfunción cognoscitiva, afectando a la autoconciencia, a la memoria, a la concentración, a las habilidades, al comportamiento y a las relaciones personales», escribía Perrin. Citaba un estudio reciente del gobierno de Australia Occidental que ligaba el uso de la marihuana con el suicidio debido a los efectos depresivos de las toxinas presentes en el THC, el compuesto activo de la droga.

También se han levantado críticas contra la marihuana médica en un artículo de opinión del Washington Times del 2 de julio firmado por Robert Weiner y Amy Reith. Afirmaban que la presión por esta forma de fumar marihuana no es sino una medida táctica en la lucha por la total legalización de la droga.

El artículo observaba que la Asociación Médica Americana, la Sociedad Nacional de Esclerosis Múltiple, la Sociedad Americana de Glaucoma, la Academia Americana de Oftalmología y la Sociedad Americana de Cáncer han rechazado todas el uso de marihuana fumada como medicina.

Citaban luego la investigación por el Instituto Nacional de Salud mostrando que el uso de marihuana tiene un impacto negativo en la concentración, en la coordinación motora, en la memoria, en los pulmones y en los sistemas reproductivo e inmunológico.

Un comentario del 22 de julio en el Los Angeles Times trataba sobre los peligros para la salud de la marihuana médica. «No hay evidencia científica que califique la marihuana como para ser llamada medicina», explicaba Andrea Barthwell, director en la Oficina de la Casa Blanca de la Política Nacional de Control de Drogas, y anteriormente presidenta de la Sociedad Americana de Medicina Adictiva.

Observaba que, en 1999, un informe del Instituto de Medicina de la Academia Nacional de Ciencias afirmaba que «la marihuana no es una medicina moderna». Preocupaba especialmente al instituto la noción de que la marihuana cruda podía ser fumada por pacientes, a los que calificó con «un sistema dañado por el consumo de drogas».

Un editorial del 3 de mayo del British Medical Journal confirmaba los peligros de la marihuana. Observaba que fumar marihuana es significativamente más peligroso que fumar tabaco. Además, «el consumo regular de cannabis se asocia con una incidencia en aumento de enfermedades metales, especialmente notable de esquizofrenia y depresión». El editorial también citaba una investigación que demuestra los problemas de corazón que puede dar como resultado el fumar marihuana.

También en Gran Bretaña, Hamish Turner, presidente de la Sociedad de Enfermedad Coronaria, advertía que el consumo de marihuana conduce a la muerte de cientos de jóvenes en accidentes. Turner decía que la droga, que se presenta con frecuencia como inofensiva, ha estado cada vez más presente detrás de las muertes registradas como accidentes o su
icidios, informó el 2 de noviembre el Telegraph.

Estimaba que durante el año pasado la marihuana fue un factor significativo en cerca del 10% de los 100 casos que ha tratado en el sur de Devon. «Es una pérdida tremenda de vida jóvenes», decía. «La gente está tomando la droga a una edad muy joven. Muchos van a drogas más duras, y cada vez trato más sobredosis de heroína».

Turner comentó que las variedades fuertes de la marihuana – más de 10 veces más potente de la usada en los sesenta- son ahora comunes. Advertía que el consumo regular y prolongado conduce a ataques de pánico, paranoia, psicosis, pálpitos del corazón, agitación, y un aumento del riesgo de ataques al corazón y paradas cardiacas, e incluso tendencia a la violencia.

El Telegraph informaba que según otra experta en coronaria, Veronica Hamilton-Deely, las cifras nacionales aportadas por las oficinas de la asociación de coronaria mostraban que en el 2000, el 12% de las 3.400 personas muertas en accidentes de carretera mostraban restos de cannabis, seis veces la cifra de una década antes. La cuestión que queda es por qué frente a evidencias médicas tan abrumadoras, los gobiernos están cediendo a campañas de grupos de presión para extender su consumo.

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ZENIT Staff

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