Mensaje a los participantes en la LXII Semana Litúrgica italiana

Firmado por el cardenal Tarcisio Bertone

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CIUDAD DEL VATICANO, martes 23 de agosto de 2011 (ZENIT.org).- Ofrecemos a continuación el mensaje que el cardenal Tarcisio Bertone, secretario de Estado, ha hecho llegar en nombre del Papa Benedicto XVI a los participantes en la LXII semana litúrgica nacional italiana, que se está celebrando en Trieste desde ayer hasta el próximo 26 de agosto.

* * * * *

A su Excelencia Reverendísima

Monseñor Felice di Molfetta

Obispo de Cerignola-Ascoli Satriano

Excelencia Reverendísima,

me alegro de transmitirle el cordial saludo del Santo Padre a usted y a los participantes en la 62ª Semana Litúrgica Nacional, que se celebrará del 22 al 26 de agosto en Trieste. El tema del encuentro – “Dios educa a su pueblo. La liturgia, fuente inagotable de catequesis» – se coloca en la perspectiva de las Orientaciones pastorales de la Iglesia en Italia para la década 2010-2020, dirigidas a afrontar la actual emergencia educativa, y pretende poner “inequívocamente a la luz la primacía de Dios… lo primero de todo, Dios” (J. Ratzinger, Teologia della liturgia, Opera Omnia, XI, p. 5), su absoluta prioridad en el papel educativo de la liturgia.

La Iglesia, especialmente cuando celebra los divinos misterios, se reconoce y se manifiesta como realidad que no puede reducirse al único aspecto terrenal y organizativo. En ellos debe aparecer claramente que el corazón latiente de la comunidad debe reconocerse más allá de los angostos y sin embargo necesarios límites de la ritualidad, porque la liturgia no es lo que hace el hombre, sino lo que hace Dios con su condescendencia admirable y gratuita. Este primado de Dios en la acción litúrgica había sido resaltado por el Siervo de Dios Pablo VI en la clausura del segundo periodo del Concilio Vaticano, cuando anunciaba la proclamación de la Constitución Sacrosanctum Concilium: «En este hecho observamos que se ha respetado el justo orden de los valores y de los deberes: de este modo hemos reconocido que el puesto de honor se reserva a Dios; que nosotros como primer deber somos llamados a elevar oraciones a Dios; que la sagrada Liturgia es la fuente primaria de ese divino intercambio en el que se nos comunica la vida de Dios, es la primera escuela de nuestra alma, es el primer don que desde nosotros debe ser hecho al pueblo cristiano…» (Pablo VI, Discurso para la clausura del segundo periodo, 4 de diciembre de 1963, AAS [1964], 34).

La liturgia, además de expresar la prioridad absoluta de Dios, manifiesta su ser “Dios con nosotros·, pues “en el inicio del ser cristiano no hay una decisión ética o una gran idea, sino el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da a la vida un nuevo horizonte y con ello la dirección decisiva” (Benedicto XVI, Enc. Deus caritas est, 1). En este sentido, Dios es el gran educador de su pueblo, la guía amorosa, sabia, incansable, en y a través de la liturgia, acción de Dios en el hoy de la Iglesia.

A partir de este aspecto fundacional, la 62ª Semana Litúrgica Nacional está llamada a reflexionar sobre la dimensión educativa de la acción litúrgica, en cuanto «escuela permanente de formación en torno al Señor resucitado, lugar educativo y revelativo en el que la fe adquiere forma y es transmitida» (Conferencia Episcopal Italiana, Educare alla vita buona del Vangelo, n. 39). Con este propósito, es necesario profundizar cada vez mejor en la relación entre catequesis y liturgia, rechazando, sin embargo, toda instrumentalización indebida de la liturgia con fines “catequísticos”. Al respecto, la tradición patrística viva de la Iglesia nos enseña que la propia celebración litúrgica, sin perder su especificidad, posee siempre una importante dimensión catequética (cfr Sacrosanctum Concilium, 33). De hecho, en cuanto que “primera y la más necesaria fuente de la cual los fieles puedan adquirir un espíritu verdaderamente cristiano» (ibidem, 14), la liturgia puede ser llamada catequesis permanente de la Iglesia, fuente inagotable de catequesis, preciosa catequesis en acto (cfr Conferencia Episcopal Italiana, Il rinnovamento della catechesi, 7 de febrero de 1970, 113). Ésta, en cuanto que experiencia integrada de catequesis, celebración, vida, expresa además el acompañamiento maternal de la Iglesia, contribuyendo así a desarrollar el crecimiento de la vida cristiana del creyente y a la maduración de su conciencia.

El Santo Padre Benedicto XVI asegura de buen grado su oración para que la 62ª Semana Litúrgica Nacional sea fructífera para los participantes y para toda la Iglesia que está en Italia. Augura que el importante Congreso, como también las iniciativas promovidas por el Centro de Acción Litúrgica, se pongan cada vez más al servicio del genuino sentido de la liturgia, favoreciendo una sólida formación teológico-pastoral en plena consonancia con el Magisterio y la tradición de la Iglesia. Con este fin, el Sumo Pontífice invoca sobre todos los participantes la protección maternal de María Santísima, e imparte de corazón a Vuestra Excelencia, al arzobispo de Trieste, a los Obispos y a los sacerdotes presentes, a los ponentes y a todos los congresistas una especial Bendición Apostólica.

Con un saludo y augurio fraterno, aprovecho la circunstancia para saludarle

Tarcisio Card. Bertone
Secretario de Estado de Su Santidad

[Traducción del original italiano por Inma Álvarez

©Libreria Editrice Vaticana]

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ZENIT Staff

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