Mensaje de los obispos a las comunidades de la Iglesia católica en Chile

SANTIAGO, sábado 28 de noviembre de 2009 (ZENIT.org).- Publicamos el mensaje que han emitido los obispos de Chile al concluir su asamblea plenaria.

Print Friendly, PDF & Email
Share this Entry

* * *

Queridos hermanos y hermanas de las comunidades eclesiales: durante la semana del 16 al 20 de noviembre, los Obispos de la Conferencia Episcopal de Chile celebramos nuestra 98ª Asamblea Plenaria en Punta de Tralca. Queremos compartir con ustedes algunas reflexiones pastorales.

1. Iniciamos un nuevo año litúrgico, el tiempo de Adviento. Tiempo hermoso que nos prepara para celebrar Navidad, es decir, el recuerdo agradecido por el nacimiento histórico del Hijo de Dios en el portal de Belén. El adviento es también una espiritualidad de la espera confiada y esperanzada en el retorno glorioso del Señor. Así lo pedimos en cada Eucaristía, después de la consagración del Cuerpo y Sangre del Señor: «Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección: ¡Ven, Señor Jesús!». Adviento es también saber descubrir las presencias cotidianas del Señor en medio de nuestras vidas, especialmente en las personas sufrientes y pobres. De modo particular, en esta oportunidad nuestra Liturgia se enriquece con el uso del nuevo Misal cuya riqueza debemos conocer y dar a conocer en nuestras comunidades.

2. Hemos reflexionado en nuestra Asamblea acerca de la Misión Continental. Desde todas las diócesis nos llegan ecos agradecidos por esta iniciativa de la Iglesia que peregrina en Latinoamérica. El Papa Benedicto XVI ha animado reiteradamente esta nueva etapa en la vida de la Iglesia. Queremos salir al encuentro de nuestros hermanos y hermanas alejados; queremos llegar a las familias; queremos entusiasmar a los niños y jóvenes con la novedad siempre actual del Evangelio del Señor. Los invitamos a continuar con las visitas a los hogares, a los centros de estudios, a los hospitales, a las cárceles, asilos, en fin… a todos los lugares donde las personas esperan una visita de esperanza y amor. De ustedes depende que la bendición de la Misión llegue a la mayor cantidad de personas. Esto nos obliga a un proceso de formación permanente, en el ámbito de la propia comunidad, junto a la fecunda vivencia de la Lectio Divina y usando creativamente los modernos recursos tecnológicos. Tenemos una misión enorme y maravillosa. Así la describe San Pablo: «Todo el que invoque el nombre del Señor se salvará. Pero ¿cómo invocarán al Señor sin haber antes creído en É? ¿Cómo creer en Él, si antes no oyeron hablar de Él? Y ¿cómo oír si no hay quien predique? Y ¿cómo van a predicar sin antes ser enviados? Como dice la Escritura: ¡Qué hermoso es el caminar de los que traen buenas noticias!» (Rm 10, 13-15). A Ustedes confiamos esta hermosa Misión. Queremos ser una Iglesia siempre misionera «por desborde de gratitud y alegría».

3. El Año del Bicentenario. Nuestro Chile celebrará el próximo año el bicentenario de su vida independiente. En las raíces de Chile está el anuncio del Evangelio y la presencia humanizadora de la Iglesia en amplios campos de la vida personal y comunitaria de los chilenos. Queremos resaltar y seguir animando dos aportes a lo largo de esta bicentenaria historia: la presencia en la educación por más de 500 años en Chile, y el servicio a los pobres, marginados y excluidos. Queremos para el año 2010 que los aportes de ustedes en la Cuaresma de Fraternidad vaya al servicio de los jóvenes en situación de vulnerabilidad social. El lema inspirador de la Misión Continental en el Bicentenario es: «Chile, una mesa para todos». Este lema hace referencia a una experiencia constitutiva como aquella que tenemos en torno a la mesa del hogar y en la experiencia litúrgica alimentándonos de la única Mesa de la Palabra y de la Eucaristía. La Eucaristía se prolonga en nuestro deseo de ser una mesa común de la que «nadie quede excluido y donde todos puedan aportar sus talentos creativos y eficientes que permitan superar las desigualdades sociales que aún persisten en nuestro país, a fin de que cada compatriota tenga un sitio reservado en ella» (Declaración conclusiva de la Asamblea, n. 3).

4. Nos preocupamos de los temas del medioambiente y su impacto en la vida de las personas y comunidades humanas. No podemos desconocer los conflictos sociales, las huelgas y los paros; la calidad de la educación y de la salud, así como la situación de los pueblos originarios. Son realidades a las que nos hemos referido en precedencia y seguiremos reflexionando acerca de ellas. También creemos que estos temas de interés social, como tantos otros vinculados al desarrollo humano y la convivencia, deben ser abordados desde el discernimiento evangélico en nuestras comunidades. La identidad y el compromiso cristiano deben verificarse a diario en estas situaciones.

5. Elecciones presidenciales y parlamentarias. Hemos querido también ofrecer una reflexión en el contexto de las próximas elecciones. En nuestro Mensaje hemos señalado:

5.1. ¿Cómo lograr un desarrollo que lleve a Chile a ser una «Mesa para todos»? Creemos que la primera e indispensable condición debe ser la de trabajar juntos, sin que nadie quede excluido y donde todos puedan aportar sus talentos creativos y eficientes que permitan superar las desigualdades sociales que aún persisten en nuestro país, a fin de que cada compatriota tenga un sitio reservado en ella. En esta ocasión y para contribuir al desarrollo integral del país, invitamos a un compromiso más activo, a través del ejercicio ciudadano responsable en el proceso electoral en marcha. Alentamos a todos a buscar información adecuada y participar de los debates en torno a asuntos relevantes para el país, como (…) el respeto por el medio ambiente, la preocupación por nuestros pueblos originarios, la convivencia pacífica e intercultural, iluminada a la luz del Evangelio. También pedimos a las propias candidaturas ofrecer al país con mayor nitidez y profundidad propuestas y proyectos para estos ámbitos.

5.2. A quienes nos solicitan mayor orientación para el necesario discernimiento ético ante las elecciones, les reiteramos que la proximidad del Bicentenario de la Independencia, es tiempo oportuno para recuperar lo mejor de nuestras tradiciones republicanas: aquellos grandes valores que constituyen nuestra identidad y que no pueden quedar a merced de minorías ocasionales o bulliciosas. Entre estos valores son imprescindibles el apoyo a la familia y el respeto a la vida desde la concepción, pasando por todas las etapas de su desarrollo, hasta la muerte natural; la superación de la miseria y del desempleo; el desarrollo económico y humano que contribuya a una mayor equidad social y a la generación de fuentes de trabajo estables; el acceso a una educación libre, integral y de calidad, sobre todo para los pobres; políticas de salud pública que honren la dignidad de las personas; y la superación de los gravísimos problemas producidos por la droga. Cada uno habrá de votar, desde una conciencia bien formada, en modo coherente con las convicciones más profundas del cristianismo. La oración nos dará la sabiduría del mejor proceder para el bien de Chile.

6. Queremos dar testimonio de nuestra gratitud al Siervo de Dios Juan Pablo II por su histórica mediación que culminó en el Tratado de Paz y Amistad entre Chile y Argentina. Junto a sus colaboradores abrieron camino a la paz y la amistad entre nuestros pueblos, superando esos tristes días de hace 25 años en que se hablaba de guerra entre dos países hermanos y unidos por la fe en Cristo. Esa es la vocación de los creyentes que queremos ver también reflejada en nuestra convivencia nacional y en nuestra acogida fraterna a los hermanos de países vecinos. Eso implica sacrificios y adhesión a Cristo, rechazando toda ideología de muerte.

7. Finalmente nuestra palabra va dirigida a nuestros primeros y principales colaboradores en la misión evangelizadora: los sacerdotes. El Santo Padre ha querido convocar a un Año Sacerdotal, con ocasión del 150º aniversario de la muerte del Santo Cura
de Ars. Queremos animarlos con las palabras del Papa con ocasión de la Jornada de Oración por las Vocaciones Sacerdotales de este año 2009: «Queridos amigos, no os desaniméis ante las dificultades y las dudas; confiad en Dios y seguid fielmente a Jesús y seréis los testigos de la alegría que brota de la unión íntima con Él». Gracias por su vocación, por su cercanía fraterna y por su entrega generosa. Pedimos a las comunidades eclesiales que los cuiden y los animen en su tarea de todos los días.

8. A María Santísima, en su mes que celebramos, encomendamos estas reflexiones. Ella fue dichosa por haber creído. Esa bienaventuranza es la que deseamos para todos Ustedes.

Por encargo de la Asamblea Plenaria de los Obispos de Chile, les saludan y bendicen cordialmente en Jesús y María Santísima, sus hermanos del Comité Permanente de la CECh

+ Alejandro Goic Karmelic
Obispo de Rancagua
Presidente

+ Gonzalo Duarte García de Cortázar
Obispo de Valparaíso
Vicepresidente

+ Francisco Javier Errázuriz Ossa
Cardenal Arzobispo de Santiago

+ Ricardo Ezzati Andrello
Arzobispo de Concepción

+ Santiago Silva Retamales
Obispo Auxiliar de Valparaíso
Secretario General

Print Friendly, PDF & Email
Share this Entry

ZENIT Staff

Apoye a ZENIT

Si este artículo le ha gustado puede apoyar a ZENIT con una donación