Mensaje del patriarca de Moscú al Papa con motivo del regreso del icono de Kazan

CIUDAD DEL VATICANO, martes, 31 agosto 2004 (ZENIT.org).- Publicamos el mensaje que ha dirigido a Juan Pablo II Su Santidad Alejo II, patriarca de Moscú y de todas las Rusias, a través del cardenal Walter Kasper, jefe de la delegación de la Santa Sede con motivo del regreso a Rusia del icono de la Madre de Dios de Kazan. El texto ha sido publicado este martes por la Sala de Prensa de la Santa Sede.

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Su Santidad:
De todo corazón le doy las gracias por haber entregado el icono de nuestra Señora de Kazan, la «Theotokos» [Madre de Dios, ndt.] y siempre Virgen María a la Iglesia ortodoxa rusa. El 28 de agosto de 2004, fiesta de la gloriosa Dormición o de la «Theotokos», la delegación representativa de la Iglesia católica romana, dirigida por el cardenal Walter Kasper, presidente del Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, nos entregó este icono después del solemne servicio divino en la Catedral de la Dormición en el Kremlin de Moscú, que estaba lleno de fieles que vinieron en ese día sagrado para elevar sus oraciones la santa «Theotokos».

El traslado de este santo icono, traído por su enviado, es visto por la Iglesia ortodoxa rusa en su plenitud como un acto de restauración de justicia y como un acto de buena voluntad por parte de Su Santidad. Creo que su decisión de entregar el icono muestra el sincero deseo de superar las dificultades existentes en las relaciones entre nuestras dos Iglesias. Que este evento se convierta en una contribución común a superar las negativas consecuencias de la historia del siglo XX, marcada por la persecución en una escala sin precedentes contra la fe en Cristo.

La veneración de la Madre de Dios, como «ferviente intercesora de los cristianos» (estando de pie [«akathistós»] ante el icono de Kazan de la Madre de Dios), veneración común de las Iglesias católica y ortodoxa, nos hace regresar a los tiempos de la Antigua Iglesia, cuando no se daban divisiones entre oriente y occidente tan visibles, por desgracia, en nuestros días. La Iglesia ortodoxa rusa, siempre, incluso en los momentos más difíciles de sus relaciones con la Iglesia católica romana, ha afirmado invariablemente su voluntad de desarrollar estas relaciones en el espíritu de sincera cooperación. Vemos en el traslado del icono de Kazan un paso en la buena dirección con la esperanza de que en el futuro se haga todo lo posible para solucionar ciertos problemas que permanecen entre nuestras Iglesias.

Las buenas relaciones entre las Iglesias ortodoxa rusa y católica romana que el «siempre Padre, Príncipe de Paz» (Isaías 9, 6) nos llama a realizar no con palabras sino con hechos, son sumamente importantes para el futuro de Europa y de todo el mundo. La predicación de los valores cristianos a la sociedad secularizada tendrá resultado sólo si todos los cristianos cumplen con el mandamiento del amor del Salvador: «Amaos los unos a los otros como yo os he amado» (Juan 13, 34). La apertura en las relaciones entre los cristianos de diferentes confesiones presupone respeto por el otro, conocimiento de su historia común y sensibilidad a la hora de emprender cualquier acción en los territorios en los que la otra tradición cristiana ha existido durante muchos siglos.

Una vez más, quisiera agradecerle a Su Santidad de todo corazón este don y expresarle la esperanza de que la santa «Theotokos» como «rápida y desinteresada sanadora de enfermedades y divisiones» (estando de pie [«akathistós»] ante el icono de Kazan de la Madre de Dios) infunda su gracia y misericordia sobre los fieles de nuestras dos Iglesias.

Con amor en el Señor,

+ Alejo
Patriarca de Moscú y de todas las Rusias

[Traducción de la versión oficial en inglés traducida por Zenit]

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ZENIT Staff

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