Mensaje final de la asamblea general de Cáritas Internationalis

ROMA, lunes, 11 junio 2007 (ZENIT.org).- Publicamos el mensaje final emitido por la Asamblea General de Caritas Internationalis, celebrada en el Vaticano del 3 al 9 de junio, en la que fue elegido su nuevo presidente, el cardenal Oscar Andrés Rodríguez Maradiaga, arzobispo de Tegucigalpa (Honduras).

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«Juntos, los esfuerzos de cada uno se multiplican por 162»     Los delegados de las 162 Cáritas miembros concluimos nuestra 18ª Asamblea General en la Ciudad del Vaticano reafirmando nuestro compromiso de ser «testigos de la caridad y constructores de la paz». Los delegados asumimos con renovada energía la misión convertir nuestra «fe viva» en Jesucristo en una «acción viva» dirigida a la urgente misión de transformar un mundo donde cada tres segundos muere un niño víctima de la pobreza.

El Papa Benedicto XVI ha agradecido a los delegados de Cáritas su servicio a los más humildes. «Vuestra Confederación no realiza simplemente su trabajo en nombre de la en íntima relación con el intercambio de dones que tiene lugar en tantos niveles de la vida de la Iglesia», nos ha recordado. «Los grandes desafíos a los que se enfrenta el mundo actual, como la globalización, los abusos contra los derechos humanos o las estructuras sociales injustas, no pueden ser afrontados y superados a menos que la atención se dirija hacia las necesidades más profundas de la persona: la promoción de la dignidad humana, de su bienestar y, en último término, la salvación eterna».

En el marco de la celebración del 40 Aniversario de la «Populorum Progressio» y a la luz de la «Deus caritas est» y de la intervención protagonizada por el cardenal Renato Martino ante la Asamblea General, los delegados hemos manifestado nuestra voluntad unánime de construir no sólo un sendero sino una amplia avenida que conduzca rápidamente hacia un modelo global de solidaridad.

La asistencia humanitaria integral en el campo del desarrollo humano y la construcción sostenible de la paz van a marcar el proyecto de Cáritas para los próximos años, no como distintas piezas de su trabajo, sino como parte de un mismo programa que permita a los pobres transformar su vida. Los delegados hemos tomado plena conciencia de que nuestro trabajo como un solo cuerpo en la consecución de este programa permitirá que el impacto de la labor desarrollada por cada una de las Cáritas se multiplique por 162, el número de miembros de la Confederación mundial. Unidad y subsidiariedad no son términos opuestos.

Con objeto de llevar a cabo este ambicioso plan, los delegados hemos acordado movilizar los recursos necesarios para desarrollar los instrumentos necesarios en materia de coordinación, incidencia y comunicación. Los miembros de Cáritas Internationalis confiamos en seguir profesionalizando nuestra red para mejorar su potencial como instrumento contra el escándalo de la pobreza, una tragedia que continúa abierta.

A día de hoy, más de treinta conflictos armados desgarran el mundo; a día de hoy, millones de personas inocentes sufren en Darfur, Irak, Colombia, norte de Uganda, Sri Lanka, la República Democrática del Congo y en muchas otras regiones donde existen conflictos latentes; a día de hoy, más de tres mil millones de personas viven con menos de dos dólares diarios; a día de hoy, más de cuarenta millones de personas están infectados de VIH y sida. De cara al futuro, la Premio Nóbel de la Paz 2004, Wangari Maathai, ha urgido en la Asamblea a los miembros de Cáritas a responder al desafío que el cambio climático supone para las comunidades más empobrecidas. Y ha asegurado que Cáritas se encuentra en una posición única para trabajar a escala local impulsando un cambio de hábitos en las personas más pobres y a escala global propugnando la reducción de emisiones de CO2.

La Asamblea General ha coincidido con dos eventos mundiales de carácter crucial. En Tierra Santa se ha conmemorado el 40 Aniversario de la Guerra árabe-isaraelí de los Seis Días. Cáritas renueva su llamamiento por el final de la ocupación y de todas las formas de violencia, y su convicción de que la paz es posible.

En Heiligendamm, Alemania, los líderes del G8 se han reunido teniendo como telón de fondo, a pesar de sus anteriores promesas, el descenso de los niveles de ayuda a los países en desarrollo. Mientras, Cáritas renovaba su llamamiento a favor de una mayor y mejor ayuda desplegando una pancarta gigante con la leyenda «Haz que la ayuda funcione» en la Plaza de San Pedro. Ha sido una historia de dos cumbres, ya que mientras los delegados de Cáritas han finalizado su Asamblea conscientes de que se mantendrán los compromisos adquiridos y de que las decisiones adoptadas van a tener un impacto duradero en las personas más pobres, la otra cumbre ha fracasado al no respaldar sus compromisos con la financiación necesaria.

Cáritas no renunciará a ninguna de estas cuestiones, sobre las que incidirá una y otra vez. Trabajando en 200 países y territorios de los seis continentes, hablando en lenguas diferentes, no somos una Torre de Babel. Como escribe Dante en el Paraíso, «la Luz perenne que es Dios mismo, ante la Luz que es a la vez el amor que mueve el sol y las demás estrellas», nosotros afirmamos con una sola voz: armados con el amor, podemos acabar con el escándalo de la pobreza.

Roma, 9 de junio de 2007.

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ZENIT Staff

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