Mensaje «Juntos por Europa 2007»

Emitido por 230 movimientos y comunidades cristianas en Stuttgart

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STUTTGART, lunes, 14 mayo 2007 (ZENIT.org).- Publicamos el mensaje emitido al término del Encuentro Juntos por Europa, que tuvo lugar este sábado en Stuttgart, con la participación de más de 230 movimientos y comunidades cristianas de las diferentes confesiones de más de 130 ciudades de Europa.

Mensaje «Juntos por Europa 2007»
Stuttgart, 12 de mayo del 2007

Reunidos en Stuttgart, provenientes de toda Europa, en representación de más de 230 Movimientos y Comunidades cristianas, queremos testimoniar el continuo crecimiento de una nueva comunión entre nosotros, fruto que sólo el Espíritu de Dios puede hacer nacer.

En esta comunión vemos más claramente nuestra responsabilidad al afrontar el desafío de la Europa de hoy: una fuerte cohesión social en la multiplicidad cultural. La conciencia de que nuestras diversidades representan una riqueza y no un motivo de temor o separación, puede convertirse en una señal de esperanza en cualquier lugar donde se encuentre en peligro la convivencia.

Queremos contribuir con un Evangelio siempre actual y vivo. Deseamos mostrar hoy los frutos de las raíces cristianas de Europa – pasado, presente y futuro de su historia – que también estaban vivas en sus Padres fundadores. Estamos agradecidos a todos los que se han comprometido en la reconciliación y la paz entre los pueblos europeos. Deseamos que Europa -que hirió a la humanidad con el colonialismo, las guerras mundiales, la Shoah – manifieste su alma con más valor y dé así su necesaria aportación para la construcción de un mundo más fraterno.

Los carismas, dones gratuitos de Dios, nos impulsan por el camino de la fraternidad y del vivir juntos, como profunda vocación europea. Nuestra fraternidad nace del amor evangélico, siempre renovado y comunicado sin exclusiones. Precisamente por este vínculo que nos une en Dios, hoy hemos renovado el pacto del amor recíproco, como Jesús nos pidió.

Unidos por este pacto de amor recíproco:

Decimos a la vida y nos comprometemos a defender su dignidad inviolable en todas sus fases, desde la concepción hasta su conclusión natural.

Decimos a la familia unida por un pacto indisoluble de amor entre hombre y mujer, fundamento para una sociedad solidaria y abierta al futuro.

Decimos a la creación defendiendo la naturaleza y el ambiente, dones de Dios que hay que tutelar con respetuoso compromiso, para las generaciones futuras.

Decimos a una economía ecuánime, al servicio de cada persona y de toda la humanidad.

Decimos a la solidaridad con los pobres y los marginados cercanos y lejanos; son nuestros hermanos y hermanas. Pedimos a nuestros gobiernos y a la Unión Europea que se comprometan con decisión por los pobres y por el progreso de los países más desfavorecidos, en particular de África.

Decimos a la paz y nos comprometemos a que, en las situaciones de conflicto, se pueda alcanzar un acuerdo y la reconciliación, mediante el diálogo. Sin la paz nuestro mundo no tiene futuro.

Decimos a la responsabilidad hacia toda la sociedad y trabajamos para que las ciudades, con la participación de todos, se conviertan en lugares de solidaridad y de acogida para personas de orígenes y culturas diferentes.

Por estos síes queremos comprometernos juntos, cada movimiento y comunidad, según el propio carisma y las propias potencialidades.

Por estos síes queremos trabajar con todos, hombres y mujeres, con las instituciones y con todas las fuerzas sociales y políticas.

Juntos queremos ponernos nuevamente al servicio de la paz y de la unidad que son el fundamento de la Europa de hoy.

Juntos queremos comunicar a Europa y al mundo el Evangelio de la vida y de la paz que anima nuestros movimientos y nuestras comunidades.

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ZENIT Staff

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