Mensaje pontificio al Congreso Mundial de las Televisiones Católicas

Enviado por el cardenal Bertone en nombre de Benedicto XVI

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CIUDAD DEL VATICANO, martes, 10 octubre 2006 (ZENIT.org).- Publicamos el mensaje que ha enviado en nombre de Benedicto XVI el cardenal Tarcisio Bertone, secretario de Estado, al arzobispo John Patrick Foley, presidente del Consejo Pontificio para las Comunicaciones Sociales, con motivo del Congreso Mundial de las Televisiones Católicas que se celebra en Madrid del 10 al 13 de octubre de 2006.

* * *

Señor Arzobispo:
1. Me complace transmitir el cordial saludo de Su Santidad Benedicto XVI a los participantes en el Congreso Mundial de Televisiones Católicas, que se celebra en Los Negrales, Madrid, del 10 al 13 de octubre, organizado por el Consejo Pontificio para las Comunicaciones Sociales, con la generosa colaboración de la archidiócesis de Madrid. Este saludo se hace extensivo a quienes lo siguen por Internet y otros medios de comunicación social. Su objetivo es favorecer el encuentro, el diálogo y la cooperación entre las numerosas entidades eclesiales que producen o emiten programas televisivos en diversas partes del mundo. Sean ellas grandes o pequeñas, casi todas están haciendo un gran esfuerzo para mantenerse activas y eficientes, tratando de cumplir su misión de comunicar el Evangelio y sus valores con el lenguaje audiovisual de nuestro tiempo.

2. El medio televisivo llega a un incalculable número de personas, culturas y naciones, que se ven unidas por el lenguaje audiovisual. Actualmente se da una mayor posibilidad de crear instituciones capaces de difundir sus productos a través de las nuevas redes de comunicación. Todo ello –fruto de la maravillosa creatividad del ser humano (cf. Decr. Inter mirifica, 1)– debe aprovecharse como una importante ocasión para defender la dignidad de cada persona, promover la paz, la solidaridad, la unidad y la comunión en el conjunto de la familia humana. A este respecto, el amado Papa Juan Pablo II impulsó a la Iglesia en esta dirección con su Carta apostólica El rápido desarrollo (24 de enero 2005), que se ha escogido como lema del presente Congreso.

Este encuentro es en sí mismo un signo de la oportunidad de dicha Carta, y se ofrece como una ocasión muy propicia para el diálogo interpersonal, el conocimiento directo entre participantes de todo el mundo que, unidos en una misma comunión eclesial, se esfuerzan por responder a los desafíos que la sociedad contemporánea plantea a los discípulos de Cristo. Esa experiencia viva de la comunión en el Señor y con los Pastores de la grey es el fundamento de todas las formas de cooperación y servicios comunes que puedan impulsarse a partir de este Congreso.

3. La Iglesia se plantea ahora no ya si debe usar los medios de comunicación, sino cómo hacerlo para cumplir mejor y fielmente el mandato misionero de Cristo y ser así solícita en sus respuestas a los retos y necesidades del tiempo actual. La multiplicidad de iniciativas, en tantas de las cuales se evidencia un impulso del Espíritu Santo, aconseja ahora una mayor colaboración entre ellas y un verdadero esfuerzo por elevar su calidad profesional, de modo que se facilite un diálogo más vivo entre la Iglesia y el mundo. A este respecto, cada institución aporta elementos peculiares al conjunto de la voz católica en el mundo mediático. Es necesaria, pues, una gran unidad entre la Santa Sede y los Episcopados para animar y sostener estas instituciones televisivas -y las que surjan en el futuro-, orientándolas de modo que sean fieles a su identidad católica y conserven a la vez la diversidad de estilos, sensibilidades y características culturales propias. En este cometido se ha de favorecer una continua renovación pastoral y un cambio de mentalidad (cf. El rápido desarrollo, 7), que se apoya en una profunda confianza en el Señor, vivo y presente en su Iglesia en todos los momentos de la historia.

4. La labor pastoral de la Iglesia, que busca ante todo el trato directo y el bien de las personas concretas que encuentra en su camino, debe ser complementada y reforzada a través de una presencia capilar y armónica en los medios de comunicación social. Éstos presentan y propagan modelos de cultura y estilos de vida, inciden poderosamente en las preferencias y opiniones de las personas y los grupos, así como en las tomas de decisiones en los diversos ámbitos. En este sentido, las nuevas formas de comunicación en red ofrecen un marco muy favorable para una participación más activa del público en el conjunto de los medios, fomentan la inclusión de los sectores menos favorecidos y se adaptan de un modo particular a la experiencia de comunión que está en el corazón mismo de la Iglesia. Por ello, es necesario impulsar, sin temor a la tecnología, con esperanza y fe intrépidas, una presencia alegre, creativa y profesional en la televisión. Hemos de ser cooperadores de la verdad para ofrecer así la Buena Noticia del Señor en los múltiples formatos del lenguaje audiovisual, dando también testimonio de la belleza de la creación.

Al confiar a la poderosa intercesión de la Virgen María, Estrella de la Nueva Evangelización y de Santa Clara, Patrona de la Televisión, el buen desarrollo de ese Congreso, con la esperanza de obtener abundantes frutos para la vida de la Iglesia y del mundo, el Santo Padre imparte complacido a todos los congresistas la implorada Bendición Apostólica.

Vaticano, 29 de septiembre de 2006
Cardenal Tarcisio Bertone
Secretario de Estado de Su Santidad

[Texto original español]

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ZENIT Staff

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