Mensaje pontificio al Meeting de Comunión y Liberación en Rímini

CIUDAD DEL VATICANO, lunes, 21 agosto 2006 (ZENIT.org).- Publicamos el mensaje que en nombre de Benedicto XVI ha enviado el cardenal Angelo Sodano, secretario de Estado, a los participantes en la vigésimo séptima edición del Meeting por la Amistad entre los Pueblos, inaugurada este domingo en la ciudad italiana de Rímini por iniciativa del Movimiento eclesial Comunión y Liberación.

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A su Excelencia Monseñor Mariano de Nicolò
Obispo de Rímini

Excelencia reverendísima:

Tengo la alegría de transmitirle a usted y a cuantos participan en el Meeting por la Amistad entre los Pueblos el saludo cordial del Santo Padre. También en este año el título del encuentro pone en el centro al hombre y su relación íntima con el Creador: «La razón es exigencia de infinito y culmina en el suspiro y en el presentimiento de que este infinito se manifieste». El hombre «sabe», tiene el confuso y nítido presentimiento de que está hecho para un destino infinito, que por sí solo puede colmar ese «espacio» que experimenta en su interior, un espacio que tiene que ser llenado. Inquietud, insatisfacción, deseo, imposibilidad de contentarse con las metas alcanzadas: estas son las palabras que definen al hombre y a la ley más auténtica de su racionalidad. Experimenta un ansia de búsqueda continua, que va siempre más allá, más allá de lo alcanzado. El hombre, como la Escritura recuerda tantas veces, especialmente en los Salmos, experimenta nostalgia y suspira: «mis ojos se consumen ansiando tus promesas», afirma el Salmista (Salmo 118).

Y sin embargo, esta búsqueda del Infinito parece que está «condenada» a desarrollarse en el límite de lo que es «finito». El hombre, de hecho, al igual que la realidad a la que aplica su fuerza de conocimiento, siempre está condicionado por el tiempo y el espacio, así como por el límite de sus capacidades. Entonces, surge espontáneamente la pregunta: ¿Cómo puede solucionar esta paradoja? ¿Cómo se pude realizar a sí mismo si lo que le permite lograrlo está estructuralmente más allá de su alcance?

Teniendo presente ese desafío del ser humano, el Meeting 2006 pretende volver a presentar con vigor la perenne verdad del cristianismo: Dios, el Infinito, ha asumido nuestro carácter finito para poder ser percibido por nuestros sentidos y, de este modo, el Infinito ha «alcanzado» la búsqueda racional del hombre finito. En esto consiste la «revolución» cristiana: Dios Creador «sale al paso», hoy y permanentemente, de la búsqueda racional del hombre que tiende hacia Él; sale al encuentro de la criatura que suspira por Él. Al hacerse hombre entre los hombres, el Hijo unigénito de Dios afirma: «Yo soy el camino, la verdad y la vida» (Juan 14, 16). Palabras que se convierten en una invitación que la Iglesia no deja de dirigir a los hombres de todas las latitudes y culturas. El Meeting por la Amistad entre los Pueblos quiere hacer eco este año a esta invitación, recordando que el infinito se ha hecho «encontrable», que todo hombre puede conocer a Dios y saciar en Él su propia sed.

En Dios, que se reveló en Cristo, es posible, en particular, vivir la experiencia de la paz. En este momento de profundo dolor, el pensamiento del Santo Padre se dirige a Tierra Santa y a las regiones de Oriente Medio, que han sido testigos de la historia de la salvación, culminada en la encarnación, muerte y resurrección de Jesús. Allí viven poblaciones que hoy están atormentadas por la enemistad, por la ausencia de diálogo y de reconciliación, por la violencia que pisotea todo derecho y toda expectativa legítima de las personas de buena voluntad. El Sumo Pontífice aprovecha esta ocasión para exhortar a todos a rezar al Dios de la paz para que toque el corazón de quienes están involucrados en un conflicto que dura desde hace ya demasiado tiempo y que ha registrado innumerables víctimas inocentes. Que María, la Madre del Príncipe de la Paz, permita que los pueblos que residen en esas tierras se reconozcan como hermanos y colaboren en la construcción de una paz justa y duradera.

Benedicto XVI acompaña estos deseos con un constante recuerdo en la oración, mientras con afecto le envía su bendición a usted, excelencia reverendísima, y a todos los presentes en esta cita anual promovida por Comunión y Liberación.

Aprovecho con gusto la oportunidad para expresarle de mi parte mis mejores deseos:
Suyo en el Señor,
Cardenal Angelo Sodano
Secretario de Estado

[Traducción del original italiano realizada por Zenit]

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ZENIT Staff

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