México: 50 Años de Gracia y Bendición en la Diócesis de Tuxpan

»Cómo le pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho»

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Con grande gozo, la Diócesis de Tuxpan celebrará este 25 de abril, 50 años de gracia y bendición. El 25 de marzo de 1963 fue erigida por mandato del papa Juan XXIII, siendo su primer obispo Ignacio Lehonor Arroyo.

En el Seminario Menor de Santa María de Guadalupe –informa a ZENIT Auxiliadora García Bellorín, de la hermana diócesis de Querétaro- será la solemne Concelebración Eucarística que presidirá el nuncio apostólico Christophe Pierre, acompañado por el obispo de Tuxpan Juan Navarro Castellanos; el arzobispo de Xalapa Hipólito Reyes Larios y demás obispos de la Provincia de Eclesiástica de Veracruz y otros obispos y sacerdotes propios e invitados.

La Diócesis de Tuxpan está conformada por 34 municipios, en los que se encuentran distribuidas 41 parroquias, 14 cuasiparroquias y 3 capellanías, atendidas por 97 sacerdotes.

En el proyecto evangelizador y con motivo de este aniversario jubilar, monseñor Navarro ha escrito una Carta Pastoral Jubilar que ayuda a todos, sacerdotes y fieles, a reflexionar y contemplar el camino de fe que han recorrido en estos 50 años.

En su primera Carta Pastoral, el obispo invitaba a contemplar «agradecidos» la propia historia, «ya que la Diócesis de Tuxpan es fruto, ante todo, de la intervención de Dios, que se ha hecho presente y ha salvado a este Pueblo suyo. El Señor ha hecho presente su amor providente y su misericordia salvadora, a través del ministerio de los obispos, los sacerdotes, y los diáconos, que han trabajado en esta Iglesia. Sabemos que Él nos sigue acompañando: nos inspira y nos protege, nos anima y orienta nuestra caminar pastoral, para que nuestras palabras, gestos y acciones sigan siendo signo e instrumento de Cristo Salvador».

La acción de Dios ha sido muy clara, igualmente, explica el obispo, «a través de la presencia y la acción de la vida religiosa en nuestras parroquias y comunidades. Valoramos igualmente la acción salvadora del Señor en esta Iglesia particular, a través de la participación de muchos laicos que han trabajado como agentes de pastoral, y por el testimonio de vida de todos los bautizados que han sabido ser verdaderos discípulos de Jesús».

Una contemplación que invita a hacer «con ojos y corazón de discípulos, iluminados por la Palabra del Evangelio», partiendo del pasaje evangélico de Emaús.

«El Jubileo nos ofrece la magnífica oportunidad –afirma- de descubrir la presencia del Resucitado entre nosotros, de darnos cuenta que no estamos solos en la vida, ni caminamos sin rumbo ni destino en nuestros proyectos pastorales, ya que Jesús camina con nosotros, está permanentemente a nuestro lado, para iluminar nuestros pasos y conducir a buen puerto la barca de nuestra Iglesia».

El obispo recuerda en la presentación de su carta que «no basta con percibir la presencia de Jesús en nuestra Diócesis, hay que caminar con El, como auténticos discípulos y peregrinos, hay que convertirnos en apóstoles y evangelizadores, a partir precisamente del encuentro permanente con El, buscando la conversión personal, ya que el pecado se opone al plan de Dios y a nuestra dignidad de seres humanos, creados a imagen y semejanza Dios. La conversión ha de transformar igualmente las estructuras, de manera que -como nos pide Aparecida- podamos pasar de una pastoral de mera conservación a una pastoral decididamente misionera».

Además del crecimiento personal, añade, «la conversión pastoral, nos lanza igualmente a transformar nuestras acciones y nuestras estructuras en todos los niveles».

Señala posibles caminos, como la familia y los jóvenes; la necesidad de formar discípulos y de impulsar la vida comunitaria en la solidaridad; la urgencia de subir el Evangelio a los Medios de Comunicación, «como signo de la presencia del Reino en todos los ámbitos de la sociedad y además como camino eficaz de evangelización».

Hacia la parte final de la carta, hace una invitación «a continuar avanzando con ilusión y profunda esperanza», subrayando que «la proyección espiritual y social de la fraternidad y la unidad que debe caracterizar a la Iglesia y a cada comunidad cristiana. Jesús quiere la unidad de sus discípulos, para que el mundo crea. La vida comunitaria está llamada a convertirse entonces en signo y mensaje comunitario para la sociedad actual, que se atora frecuentemente en el individualismo materialista de la cultura actual y no logra superar las diferencias y las divisiones que tanto afectan la vida social y comunitaria».

Cinco pastores han acompañado el caminar de la Diócesis de Tuxpan:

–Ignacio Lehonor Arroyo, primer obispo, de 1963 a 1983.

–Mario De Gasperín Gasperín (actualmente obispo emérito de Querétaro), quien gobernó de 1983 a 1989.

–Luis Gabriel Cuara Méndez (quien vivió su Pascua en noviembre de 2005), estuvo en Tuxpan de 1989 a 2000.

–Domingo Díaz Martínez (actualmente arzobispo de Tulancingo), pastoreó la Diócesis de Tuxpan de 2002 a 2008.

Desde 2009 ha dirigido los pasos de esta diócesis monsñor Juan Navarro Castellanos.

Con el salmo 116 la Diócesis de Tuxpan celebró su Año Jubilar: “Como le pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho”.

Para leer la Carta Pastoral del obispo de Tuxpan: http://diocesisdetuxpan.files.wordpress.com/2013/01/carta-pastoral-2012.pdf.

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ZENIT Staff

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