México: el cardenal Rivera pide una “educación auténtica”

La educación se deteriora porque no se valora la dignidad humana, afirma

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CIUDAD DE MÉXICO, martes 17 de mayo de 2011 (ZENIT.orgEl Observador).- Al dirigirse a los participantes del III Encuentro Nacional de Padres de Familia y Maestros, el cardenal y arzobispo primado de México, monseñor Norberto Rivera Carrera, reiteró la disposición de la Iglesia católica a colaborar con todos los sectores educativos del país para contribuir en la búsqueda de soluciones reales, profundas y de calidad que contribuyan a tener una mejor educación.

La sociedad exige una educación auténtica y el redescubrimiento de la necesidad de educadores que realmente lo sean, porque la crisis de la educación que vive el país pone en peligro las bases mismas de la convivencia, planteó el arzobispo de México en el documento “La educación: el mayor potencial de México y principal trabajo pastoral de la Iglesia”, dirigido a los participantes del Encuentro nacional y dado a conocer por el servicio informativo de la arquidiócesis de México el día de hoy.

Monseñor Rivera Carrera explicó que la Iglesia católica comparte la preocupación de diversos sectores que ven en la educación un problema fundamental debido a la falta de un método, de una dedicación consistente en torno a una meta concreta, de un ideal que logre cohesionar a la nación en un afán propio y la clara percepción de un bien común por el cual trabajar.

“Así, los jóvenes no consiguen hallar el sentido de la vida: se debaten entre la persecución de una ganancia económica inmediata, fácil, a cualquier costo, y una efectiva aplicación de habilidades y contenidos aprendidos en el aula”, apuntó el cardenal Rivera Carrera.

Consideró que entre los muchos factores que han contribuido al deterioro de la educación, destaca el hecho de que aún no se valora suficientemente la dignidad de la persona humana, la falta de una mayor participación de los padres de familia y de las instituciones sociales en el proceso educativo, y el “militante materialismo antirreligioso” que aún predomina en algunas instancias del sistema educativo oficial.

Otro de los problemas es que la vida humana y la naturaleza se subordinan a las necesidades económicas, pero también el hecho de que los grandes medios de comunicación colocan el poder, el dinero y el placer como valores preponderantes en la sociedad, sin que las instituciones educativas puedan contrarrestar su poderosa influencia.

“La educación se ha manejado como un instrumento de poder y no como un servicio; es más, el poder se ha convertido en un criterio de verdad y de conducta, y la política de grupo o de partido, en religión”, continuó el Arzobispo de México refiriéndose a las causas de la “emergencia educativa” en el país.

El “tiempo precioso que debería dedicarse a lo verdaderamente importante, que es lo pedagógico y lo formativo, se pierde en trámites administrativos y por la falta de un verdadero compromiso de algunos docentes con su hermoso oficio y de una eficaz aplicación de evaluaciones para impulsar el aprovechamiento académico.

“En síntesis, la auténtica educación debe hacer frente al impacto demoledor de los medios y al influjo de un ambiente normado por la ley de lucro, de corrupción y de simulación”, enfatizó el cardenal Rivera Carrera, retomando el discurso del Papa Benedicto XVI ante la Asamblea Diocesana de Roma sobre el tema “Jesús es el Señor. Educar en la fe, en el seguimiento y en el testimonio”.

En su exposición planteó que, pese al “malentendido histórico” que acompaña la actuación de la Iglesia en México, cuya obra muchas veces ha sido juzgada como una  injerencia en asuntos exclusivos del Estado, “el catolicismo posee una propuesta original en materia educativa”.

Por ello, destacó el papel que la Iglesia ha desempeñado en la formación espiritual y social del pueblo de México y que ha continuado la obra socio-cultural realizada por los grandes misioneros  que, con su enseñanza e incansable actividad, “sembraron las bases de la nación”.

anifestó que la Conferencia del Episcopado Mexicano trabaja en la revisión y elaboración del Proyecto Educativo de la Iglesia de México, en el que se compromete a luchar contra la pobreza, trabajar por una educación integral y promover la reconciliación nacional.

“Quisiera reiterar una vez más nuestra disponibilidad a colaborar con todos los actores educativos, pues nuestro trabajo busca ser esperanzador y propositivo, que atienda a los problemas locales con soluciones reales, profundas y de calidad, para imbuir de lo mejor que tenemos, que es el Evangelio, las distintas realidades de nuestro campo de acción”, destacó el cardenal Rivera Carrera en la reflexión final dirigida a los docentes, administrativos, padres de familia y a todos los actores interesados en la educación.

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ZENIT Staff

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