México: La archidiócesis de Xalapa lamenta el fracaso de una ley pro vida

La reforma constitucional en Veracruz no obtuvo la segunda aprobación

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XALAPA, viernes 14 de mayo de 2010 (ZENIT.org).- La archidiócesis de Xalapa, México, hizo público este miércoles un comunicado para expresar su decepción por el fracaso de una reforma legal en el estado de Veracruz para proteger la vida desde el momento de la concepción.

En noviembre del año pasado –informa a ZENIT la archidiócesis de Xalapa–, el Congreso del estado aprobó una reforma al artículo cuarto de la Constitución Política de Veracruz para garantizar el derecho a la vida desde el momento de la concepción hasta la muerte natural.

Al ser una reforma constitucional, se requería una segunda aprobación, según procedimiento consignado en el artículo 84 de la citada norma suprema. Sin embargo, la semana pasada se reanudó el debate, en una sesión ordinaria, y no se logró llegar a tal aprobación, dado que la votación no alcanzó los 34 votos a favor que marca la ley.

El resultado fue de 25 votos a favor, 7 en contra y 2 abstenciones. Pero sesionaron sólo 37 de los 50 diputados, por lo que con una participación así hubiera sido prácticamente imposible alcanzar los 34 votos para la ratificación de esta reforma.

Respecto a “este incompleto procedimiento legislativo que mantiene en suspenso la posibilidad de que el estado de Veracruz se convierta en la entidad número 18 de la federación que eleva a rango constitucional la defensa de la vida desde el momento de la concepción”, la archidiócesis de Xalapa ha hecho una serie de precisiones.

Recuerda que cuando se discutió por vez primera esta reforma, el Congreso de Veracruz había mostrado “una responsable y prudente actitud de apertura para escuchar y valorar los distintos planteamientos que existen en la sociedad, en relación con este tema tan controvertido”.

Como se trata de un asunto de gran interés social, precisa, “el procedimiento de nuestros legisladores se nos ha hecho un tanto desencajado y hasta improvisado, pues han marginado y desconocido todos los argumentos y posturas que habían sido expuestos desde el año pasado”.

Así mismo, afirma que “no había condiciones para realizar esta sesión debido a las notables ausencias de los legisladores. No sabemos si estaba justificada la inasistencia a un importante procedimiento legislativo o se trató simplemente de una estrategia”.

La archidiócesis reitera que su postura a favor de la vida “se fundamenta en sólidas bases científicas, antropológicas y filosóficas”.

Debido a la politización de este tema, subraya que “nunca la Iglesia ha intentado promover el encarcelamiento de las mujeres que, por desesperación la mayor parte de ellas, han recurrido a una falsa solución de un embarazo no esperado. Desafortunadamente, se dan cuenta tarde, una vez que han abortado y que la vida de su hijo es irrecuperable”.

Así mismo muestra su convencimiento de que “la solución se encuentra en apoyar, sin titubeos, con toda la fuerza del Estado y de la sociedad, a las mujeres embarazadas que no tienen el apoyo de su familia y/o pareja”.

Se trata, pues, precisa, “de ponernos de forma radical, junto a las mujeres embarazadas, y proporcionarles apoyos económicos, cuidados durante el embarazo, hospedaje en los casos necesarios, facilidades para buscar padres adoptivos, entre otras medidas, que realmente atiendan a la solución de este grave problema social, que nadie busca y nadie quiere”.

Sobre la reforma fallida, confiesa ver “con desilusión que en la mayoría de los actores políticos de nuestro estado siguen reinando la confusión, la falta de compromiso y el oportunismo electoral. Esta reforma fallida es tan sólo una muestra de que no hay la voluntad política para resolver problemas sociales graves y complejos”.

En todo caso, “si la ratificación de esta modificación constitucional fuera competencia de la próxima Legislatura del Estado”, exige “a los distintos candidatos, que iniciarán próximamente sus campañas, definan sus plataformas y sus políticas respecto de la vida y de la familia, para que toda la ciudadanía, y especialmente la comunidad cristiana, tenga mayores márgenes para definir su voto”.

Manifiesta su reconocimiento a los legisladores que votaron a favor de esta modificación y su respeto de la postura de los que han votado, por razones ideológicas, en contra de esta reforma. Sin embargo, a estos les pide que “sigan mostrando la apertura necesaria para escuchar a los que no piensan en el mismo sentido, pues las descalificaciones a priori o en automático no ennoblecen una discusión tan seria como ésta”.

Y concluye invitando “a reconocer que todos compartimos la preocupación de que ya no haya más abortos”. En este sentido reitera su convicción de “que el camino más adecuado es el que estaba anteriormente planteado, ya que esta ley cuenta con los datos duros de las investigaciones científicas y con el respaldo de la mayoría de la población que está a favor del respeto a la vida desde el vientre materno, primera cuna de la persona humana”.

Por Nieves San Martín
 

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ZENIT Staff

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