SEÚL, 10 noviembre 2003 (ZENIT.org).- Más de mil matrimonios católicos surcoreanos se han comprometido a vivir la santidad cristiana y ofrecer una educación cristiana a sus propios hijos como signo principal de un renovado impulso de testimonio misionero dentro de la sociedad de su país.
Así sucedió durante un encuentro convocado por la Conferencia Episcopal de Corea del Sur durante el cual, la semana pasada, las parejas católicas que acudieron renovaron sus promesas matrimoniales.
«Somos una sola cosa para siempre» fue el lema de esta reunión en la que el arzobispo Taegu, Paul Ri mun-hi, exhortó a los participantes: «El hombre y la mujer están llamados a formar un corazón y un cuerpo único, y por ello deben renunciar a sí mismos y ponerse al servicio los unos de los otros».
El encuentro ha representado, para los laicos que desean ayudar a la Iglesia en el camino de la evangelización, la posibilidad de recibir una formación más adecuada, académica y espiritual, recoge Radio Vaticana.
Y es que aunque los católicos representen una minoría en país, los laicos tienen un papel muy importante en el terreno educativo, sanitario y de servicio social.
Además trabajan por el respeto de la persona y de la justicia y por la promoción de la paz y de la reconciliación.
La Iglesia católica en Corea del Sur, que nunca ha dejado de ayudar en cualquier forma posible a sus hermanos de Corea del Norte, está trabajando igualmente para construir relaciones de comunión más cercanas con las Iglesias de Estados Unidos y Japón.
