Misión de los 945.210 religiosos y religiosas en el mundo, según el Papa

Anticipo de estadísticas de 2006

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CIUDAD DEL VATICANO, martes, 5 febrero 2008 (ZENIT.org).-  Dejarse plasmar por la Palabra de Dios traduciéndola en testimonio para todos: es la raíz y la misión de la vida consagrada, recuerda Benedicto XVI.

Miles de hombres y mujeres que siguen a Cristo en una entrega total de vida acogieron las palabras del Papa el sábado por la tarde, en la Basílica de San Pedro, en la fiesta de la Presentación de Jesús en el Templo, XII Jornada mundial de la vida consagrada.

Poco antes habían participado en la Eucaristía que presidió, para los miembros de los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, el cardenal Franc Rodé, prefecto del dicasterio que les sirve.

Al término de la celebración, Benedicto XVI acudió al encuentro de todos ellos, señalando en su discurso que la misión de la vida consagrada «es recordar que todos los cristianos son convocados por la Palabra para vivir de la Palabra y permanecer bajo su señorío».

Para tal labor se cuentan 945.210 religiosos y religiosas en el mundo, según cifras del año 2006 de la Oficina central de estadística de la Iglesia católica, que adelanta «L’Osservatore Romano», en su edición diaria en italiano del 5-6 de febrero.

Sumando las distintas vocaciones –sacerdotes (136.171), religiosos no sacerdotes (55.107), diáconos permanentes (532), religiosas profesas (753.400)– en el marco estrictamente de la vida religiosa, en todo el mundo –de 2005 a 2006– la cifra ha experimentado un descenso del 0,76% (7.230 personas menos, puntualiza el diario de la Santa Sede). 

La vida consagrada constituye «una riqueza inestimable para la Iglesia y para el mundo», subrayó el Papa en el Ángelus, el domingo.

Enlazaba así, ante miles de fieles y peregrinos, con la víspera y el Evangelio de Lucas (2, 22.23.39), cuyo relato de la presentación de Jesús en el Templo «subraya tres veces que María y José actuaron según «la Ley del Señor», y por lo demás aparecen siempre en atenta escucha de la Palabra de Dios».

Su actitud «constituye un ejemplo para vosotros, religiosos y religiosas; para vosotros, miembros de los Institutos Seculares y de otras formas de Vida Consagrada», indicó el Santo Padre el sábado.

De hecho, en el seguimiento de Cristo «sin componendas, como se propone en el Evangelio» –especificó Benedicto XVI–, tiene su inspiración y raíz la vida consagrada, y a él, «como en su regla suprema», «está llamada a volver constantemente para mantenerse viva y fecunda dando frutos para la salvación de las almas».

Como el próximo Sínodo de los obispos se dedicará a la Palabra de Dios en la vida de la Iglesia, el Papa no dudó en pedir a los consagrados su apoyo con vistas a esa gran cita eclesial.

Y ello «dando testimonio de lo importante que es poner en el centro de todo la Palabra de Dios, de manera especial para cuantos el Señor llama a un seguimiento más íntimo», recalcó.

«Ayudad a los fieles a valorar [la Palabra de Dios] en su vida diaria», les exhortó.

Siguiendo al Santo Padre, en la vida consagrada es esencial alimentar el día «de oración, de meditación y de escucha de la Palabra», así como «saber traducir en testimonio cuanto la Palabra indica», dejándose «plasmar por ella que, como semilla en tierra buena, da mucho fruto».

«Seréis así siempre dóciles al Espíritu y creceréis en unión con Dios -confió el Papa a los consagrados–, cultivaréis la comunión fraterna entre vosotros y estaréis dispuestos a servir generosamente a los hermanos, sobre todo a los necesitados».

Por Marta Lago

 

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ZENIT Staff

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