Misionera católica premiada por el gobierno islámico de Sudán

Lleva más de 50 años ayudando a las madres a dar a luz

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JARTUM, 8 noviembre 2002 (ZENIT.org).- Una misionera comboniana ha sido premiada por uno de los regímenes más integristas de África. La dedicación a los demás, el amor al prójimo y la abnegación han superado una vez más las fronteras religiosas y culturales.

El alto reconocimiento del presidente de Sudán, Omar Hassan al-Beshir, ha sido tributado a sor Callista Cozzi, de 81 años de edad, quien en 1946 decidió entregar su vida al servicio de este país, según informa la agencia misionera MISNA .

Las autoridades le confirieron a finales del mes pasado el Doctorado «Honoris Causa» en Ciencias por su incansable actividad obstétrica en la sección de maternidad de Omdurman, localidad cercana a la capital, Jartum.

Es más, fue la propia determinación de la religiosa italiana la que hizo surgir el que hoy, con más de 200 camas, es uno de los mayores centros de salud de todo Sudán.

«Este reconocimiento me honra –reconoció sor Callista–, pero no sólo a mí, sino a la comunidad comboniana a la que pertenezco», los Misioneros del Sagrado Corazón fundados en 1867 por el padre Daniel Comboni.

No es la primera vez que el gobierno musulmán de al-Beshir reconoce los méritos de la religiosa. El pasado enero, el jefe de Estado confirió a sor Callista «en el nombre de Alá misericordioso» el mayor reconocimiento honorífico de Sudán, la Orden al mérito de primer grado.

Aquel estuvo motivado «por la excelencia de su trabajo en el largo e incansable servicio a las madres y a sus hijos». En 1995, El Departamento Nacional de Sanidad ya le había hecho entrega también de una condecoración.

Sor Callista desconoce el número de niños que ha ayudado a traer al mundo en todos estos años: «Nunca los he contado. En nuestro hospital nacen una media de 40 o 45 niños al día. Basta hacer un cálculo…».

La vocación de esta religiosa se orientó el 26 de abril de 1945, cuando a los 24 años pronunció sus votos en la congregación de las hermanas combonianas. Poco antes, la hermana mayor, misionera en África de la misma congregación, había muerto de malaria.

Al año siguiente, sor Callista partió hacia Sudán donde fue destinada al pueblo de Abbarà, a 400 kilómetros de la capital. En 1954 fue llamada a trabajar en Jartum, donde un año después comenzó un curso en obstetricia. Inmediatamente se puso en marcha para construir un hospital especializado en maternidad en Omdurman, en la periferia de la ciudad.

Sor Callista –descrita como una religiosa animada por una incansable misión «ad gentes»–, desde hace más de 50 años dedicada al servicio de miles de mujeres sudanesas que acuden a su hospital para dar a luz, dirá definitivamente adiós a Sudán el próximo diciembre, fecha en que volverá a Italia para proseguir con su empeño misionero cerca de Como.

El Centro Freedom House’s para la Libertad Religiosa de Washington denunció este viernes que dos mujeres cristianas coptas en Sudán han sido convertidas en esclavas, obligadas a casarse y a convertirse al Islam.

Casos parecidos son denunciados con frecuencia por organizaciones de derechos humanos, que han constatado el proyecto de islamización promovido por el Gobierno de Jartum especialmente en el sur del país, donde la mayoría de la población es cristiana y animista.

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ZENIT Staff

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