Misionera en Timor Oriental testigo de la ola de violencia que devasta al país

DILI, martes, 6 junio 2006 (ZENIT.org).- Ante la situación de violencia en Timor Oriental en las últimas semanas, las fuerzas australianas en el país intervinieron para acabar con los choques entre grupos de civiles armados en el centro de la capital, Dili. Se han quemado casas y automóviles y hay todavía riesgo de saqueos.

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En los últimos días, Dili ha sido teatro de choques entre grupos de dos etnias. La causa de la crisis que afecta a las fuerzas armadas timorenses, al menos desde abril, y que se ha extendido a la policía, son presuntas discriminaciones étnicas. Con el empeoramiento de las condiciones de seguridad en la última semana, y el desmantelamiento de la policía nacional, las autoridades de Timor han pedido ayuda militar y de policía a Australia, Nueva Zelanda, Malasia y Portugal.

En algunos ataques a la Fiscalía General y al Ministerio de Justicia, se perdieron documentos relativos a la independencia de Timor de Indonesia, en 1999, además de procesos de la época y otros más recientes.

Los autores de los ataques robaron centenares de ordenadores, incluso los que contenían la base de datos de la Sección de Delitos Graves, que realizó las indagaciones sobre las masacres de 1999, en las que murieron unos 1.500 timorenses.

Sor Vera Palermo, misionera de la Congregación del Divino Salvador, que lleva dos meses en Timor Oriental, comentó la situación actual a la asesoría de Prensa de la Conferencia Episcopal de Brasil.

«En Dili, la noches son agitadas debido a tiroteos y saqueos –informó la misionera–. El pueblo no está satisfecho con el primer ministro. Ahora se están celebrando negociaciones con el presidente Xanana Gusmão. Las bandas aprovechan la situación para provocar más confusión, para quemar pólvora. Es una guerra psicológica».

La misionera explicó que actualmente en Dili sólo funcionan los teléfonos móviles porque todas las otras formas de comunicación han sido cortadas. Las noticias, añadió, llegan vía radio porque incluso «el único canal de televisión no funciona».

«Se habla de negociaciones del presidente con el primer ministro, proponiendo la reforma ministerial –reveló la misionera–. Se espera superar la crisis en el plazo de un mes».

En cuanto a la situación de la Iglesia, la religiosa recordó que Dili tiene sólo dos diócesis y que uno de los obispos está en Portugal.

«El presidente habló con los dos obispos –añadió–. La Iglesia tiene una posición firme y es escuchada. Cerca del 98% de la población es católica. Los seminarios y las casas de religiosos son las más respetadas, y el pueblo se refugia allí».

«Hay que dar asistencia de todo tipo, incluso comida», añadió subrayando que «el pueblo que baja de las montañas está pasando hambre».

«Los negocios son saqueados, Lo más triste es ver al pueblo hambriento y no poder hacer nada. Los comercios están todos cerrados. No hay ningún mercado abierto».

A pesar del momento de gran dificultad, sor Vera afirma que «Dios ama mucho al pueblo y también a nosotros». Las ayudas, concluyó, en este momento pueden llegar a través de la Embajada o el arzobispo, monseñor Basílio do Nascimento.

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ZENIT Staff

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