Misiones Salesianas lanza la campaña 'Los Sueños de Siria'

Los niños, niñas y jóvenes cuentan cómo están viviendo la guerra. En cuatro años, han muerto ocho mil menores. La población sigue siendo objetivo del fuego y 10 millones de sirios necesitan ayuda humanitaria para sobrevivir

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“Alimentos, medicinas, viviendas, ropa de abrigo, seguridad… en Siria se necesita de todo”, advierten los misioneros salesianos que continúan trabajando en el país. En cuatro años de guerra la realidad siria ha cambiado por completo. “Convivimos con el peligro en cada esquina. La población sigue siendo objetivo del fuego. Casi todo el mundo ha perdido a un familiar o amigo, muchos sus casas, en los patios de nuestros centros han caído bombas…”, explica Munir El Rai, responsable salesiano de Medio Oriente.

En Siria, los misioneros salesianos continúan dando su apoyo a niños, niñas, jóvenes y familias desfavorecidas. “Distribuimos alimentos, damos ayudas económicas y becas… cientos de familias dependen de nosotros”, asegura El Rai.

Los menores y los jóvenes son dos de los grupos más vulnerables. Los religiosos les prestan especial atención, porque las secuelas de vivir la violencia y la guerra son difíciles de superar.

Por este motivo, Misiones Salesianas ha lanzado la campaña «Los Sueños de Siria», en la que niños, niñas y jóvenes cuentan cómo están viviendo la guerra.

Tala vive en Damasco y dice que “ya no puede ir a la escuela porque la han bombardeado”. “No vivo en mi casa porque quedó hecha escombros tras un ataque y he perdido a varios familiares”, añade.

Por su parte, Marzouk relata que vive “con una sensación de miedo permanente, miedo a morir o a ser herida, miedo a por mi familia y amigos”.

“Alí recuerda a su padre que murió hace unos meses tras una explosión, Salim ha perdido a su primo, Bernard teme por la vida de su hermano que está en el Ejército…”, indica la organización en un comunicado.

“No obstante, los jóvenes, niños y niñas son los que nos dan el coraje y la fuerza para seguir”, subraya el responsable salesiano de Medio Oriente. Muchos de ellos también tienen sueños y esperanzas. “Quiero que termine la guerra para poder tener una vida feliz. Cuando todo pase tenemos que construir una verdadera reconciliación y acabar con el hambre y la pobreza”, apunta Anna. Lin, cuando acabe la guerra, quiere “construir una Siria mejor, un país avanzado. No quiero vivir en un país ignorante y analfabeto”.

En cuatro años, Siria ha cambiado radicalmente. Hoy el 53 por ciento de su población vive en la extrema pobreza; más de 250 mil personas han muertos, de ellas más de ocho mil son menores; más de 670 mil niños y niñas no van a la escuela; tres millones de personas han dejado el país; 10 millones de sirios necesitan ayuda humanitaria para sobrevivir.

Desde Misiones Salesianas trabajan «para que los sueños de los niños, niñas y jóvenes sirios puedan hacerse realidad en un futuro cercano» y piden a la comunidad internacional «ayuda para paliar el sufrimiento de la población siria». 

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ZENIT Staff

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