El Papa es recibido en Temuco por Mons. Héctor Eduardo Vargas © L'Osservatore Romano

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Mons. Héctor Eduardo Vargas: Gracias por su presencia de Padre y su testimonio de Cristo Pastor

Saludo del Obispo de Temuco, capital de La Aracaunía

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(ZENIT – 17 enero 2018).- Mons. Héctor Eduardo Vargas, Obispo de Temuco, ha agradecido al Santo Padre «su presencia de Padre y su testimonio de Cristo Pastor en medio nuestro», ha dicho en nombre de las diócesis del Sur.
El obispo chileno ha saludado así al Papa Francisco, al terminar la Santa Misa en al Aeródromo de Maquehue, en Temuco, capital de la Araucanía, al sur de Chile, celebrada en la mañana del miércoles 17 de enero de 2018.
«Santo Padre, usted llega hasta la Diócesis de San José de Temuco, una sencilla Iglesia de periferia, que se esfuerza por hacer realidad la sinodalidad, mediante la activa participación y servicio de tantos agentes pastorales laicos y consagrados, que buscan, junto al Pastor, conocer lo que el Espíritu de la verdad quiere decirle a esta porción del Pueblo de Dios», ha dicho Mons. Vargas.
Así, «nos sentimos llamados a servir y evangelizar en contextos con preocupante porcentaje de desempleo, de persistencia de la pobreza e inequidad, de desintegración familiar, y de serias tensiones políticas, sociales y étnicas», ha expresado el Obispo de Temuco.
Saludo del Obispo de Temuco
Querido Santo Padre: ¡Bienvenido a la Araucanía! Con enorme alegría, esperanza y en nombre de las diócesis del Sur, le agradezco profundamente su presencia de Padre y su testimonio de Cristo Pastor en medio nuestro. Gracias por venir a confirmarnos en la fe, por ofrecernos el consuelo y el gozo del Evangelio de la paz, del amor y de la misericordia. Lo acoge con cariño una tierra rica en pluriculturalidad, de naturaleza pródiga en belleza, recursos y oportunidades, de mujeres y hombres esforzados y emprendedores, de mayoría religiosamente creyente, de muchas posibilidades para creer y luchar, por un futuro de desarrollo humano más digno, integral y sustentable para todos.
Santo Padre, usted llega hasta la Diócesis de San José de Temuco, una sencilla Iglesia de periferia, que se esfuerza por hacer realidad la sinodalidad, mediante la activa participación y servicio de tantos agentes pastorales laicos y consagrados, que buscan, junto al Pastor, conocer lo que el Espíritu de la verdad quiere decirle a esta porción del Pueblo de Dios. Así, nos sentimos llamados a servir y evangelizar en contextos con preocupante porcentaje de desempleo, de persistencia de la pobreza e inequidad, de desintegración familiar, y de serias tensiones políticas, sociales y étnicas.
Esto último dice relación con la situación actual del Pueblo Mapuche y la deuda histórica que el Estado mantiene con él. Animados por la fe, nos asiste la convicción que solo mediante el diálogo y la irrenunciable búsqueda de acuerdos, es posible iniciar un camino sin retorno hacia la paz por la justicia, tanto para este noble pueblo, como para el resto de la sociedad local en sus legítimas demandas y anhelos. Gracias a Dios, son muchos quienes desean colaborar.
Por ello, desde la experiencia del encuentro con Cristo, nos sentimos llamados a testimoniar la alegría de ser discípulos del Señor, y por haber sido enviados a esta Araucanía con el tesoro del Evangelio, que deseamos llegue a todos quienes están heridos por las adversidades.
Finalmente, queremos testimoniar que María, Madre de Jesucristo y de sus discípulos, siempre nos ha acogido, cuidado de nuestras personas y trabajos, cobijándonos bajo su maternal protección. Con sentimientos de profunda comunión, gratitud y afecto por usted y ministerio, le encomendamos su servicio como Sucesor de Pedro. Nunca nos cansaremos de pedirle como Madre, perfecta discípula y pedagoga de la evangelización, que a todos nos enseñe a ser hijos en su Hijo, y a hacer con fe valiente en estas tierras, lo que Él nos diga (Jn 2,5).

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ZENIT Staff

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